Parte 13: Felaciones

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Peter salió un par de días más tarde, o eso creyó calcular. Era difícil contar el paso del tiempo en un lugar carente de luz natural.

Lo primero que hizo, cuando la luz natural le indicó que era de día, fue buscar un reloj de pared, descubriendo que eran las diez de la mañana.

Se dirigió hacia el comedor, mas algo llamó visiblemente su atención en el camino.

Un grupo de presos formaba un corro en uno de los pasillos, tan concurrido que no alcanzaba a ver quién o quiénes se encontraba en el centro.

Y aquello no le daba muy buena espina.

Con el corazón en un puño, se abrió paso cuidadosamente entre los presentes, hasta que consiguió asomarse en primera fila y ver a quiénes rodeaban.

En el centro del corro estaba Loki, acompañado por dos hombres como solía ser costumbre, salvo que había también un tercero que observaba, dentro del círculo pero algo apartado, como expectante. Frente a ellos, vio a Tony.
Él y Loki se miraban con un derroche de odio que podría incluso recogerse del suelo.

—Te he dicho que te arrodilles para que Tower te orine encima, Stark—le dijo el preso con tono autoritario.
—Y yo te he dicho que vayas a mearle encima a tu puta madre, Loki.

Entre el gentío se oyó un "Uuuh" que no hizo más que aumentar el enfado del preso.
Peter estaba más nervioso que antes de acercarse, si es que eso era posible. Buscó con la mirada a Steve y Bucky, pero ninguno de los dos parecía encontrarse presenciando la escena.

Los matones de Loki agarraron a Stark, dándole un golpe en la zona tras las rodillas, obligándole a que se flexionaran y cayeran contra el suelo.

Peter ahogó una exclamación mientras el resto de presos avivaban el ambiente con un jolgorio especialmente cruel, sin disimular siquiera que la situación les divertía.
El chico quiso acercarse y poner fin a ello al precio que fuera, pero su mirada se encontró entonces con la de Tony. El preso negó con la cabeza, y sus labios vocalizaron una frase muda que Peter entendió como una petición de no intervenir.

Temblando de rabia, apretó los puños y quedó rígido, contemplando con absoluta impotencia cómo el tercer hombre, el tal Tower que mencionaba Loki, se acercaba a Stark y se bajaba los pantalones.

Todos los presos celebraron con vítores y aplausos la imagen de la orina cayendo en cascada sobre la cabeza de Stark, empapándole el cabello, el rostro y el uniforme.
Peter no pudo mirar demasiado rato. Sólo los primeros segundos, retirando después la mirada y apretando tanto los puños que sus uñas se hundieron en la carne de las palmas.

Al acabar, Tower sacó cincuenta dólares del bolsillo y se los entregó a Loki.
El chico no podía creerse que alguien pudiera pagar simplemente por hacer aquello. La humillación tenía precio, al igual que la dignidad.

Y eso era algo difícil de soportar para el muchacho.

Vio que Tony se levantaba, sin decir ni media palabra, y se iba rápidamente a los baños mientras los funcionarios de la cárcel aparecían y disolvían el corro.

"Ya podríais haber venido antes, cabrones" les dijo mentalmente, pero no perdió el tiempo y salió corriendo detrás de Stark.

Lo encontró en la zona de duchas, deshaciéndose con asco de la chaqueta y la camisa interior del uniforme y arrojando ambas prendas al cesto de ropa sucia.

Estaba asqueado. Su rostro apestaba a orina y le caían gotas por el cabello mojado.

—¿Por qué has hecho eso?—le espetó Peter.
—¿El qué?

Entre rejas (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora