Peter no debería estar en prisión. ¡No fue su culpa! ¡Era inocente! Sin embargo sabía que, hasta el día del juicio, debía permanecer entre rejas rodeado de peligrosos delincuentes.
Por su parte otro recluso, Tony Stark, sintió que era su deber ayuda...
Este capítulo es muy corto pero, como no sé cuándo podré actualizar el siguiente, he decidido publicar lo que tenía escrito.
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Tony se estaba subiendo los pantalones cuando el preso, que acababa de correrse dentro de él, le acarició el labio inferior con el pulgar.
—Tienes un culo delicioso, Stark.
El susodicho se rebotó, dándole un empujón.
—No te pases, estúpido. —¡Tranquilo!—Alzó las manos en son de paz—. Creo que ya me he sobrepasado bastante—Vio a Tony poner un gesto de molestia mientras se colocaba bien el uniforme—. ¿Te he hecho daño, princesita? Tenías el culo muy prieto. Hace mucho que no lo usas, ¿verdad? Pues no te preocupes, que será mío una vez por semana.
La respuesta del otro no se hizo esperar, dándole un puñetazo en la mejilla. El preso, más grande y fornido que él, le agarró del cuello y lo estampó contra la pared. Stark intentó zafarse entonces, sin éxito, puesto que el otro le doblaba la fuerza.
—Así me gustan—le dijo el hombre, disfrutando con la situación—, sumisos pero rebeldes—Llevó la otra mano al paquete de Tony, apretándolo hasta que le hizo gritar de dolor—. Pero los prefiero castrados, para que no se pongan agresivos.
Tocaron a la puerta.
—¡Vamos!—Era Loki—. No te demores, que aún faltan otros por entrar.
El preso soltó a Tony, que se dolió del agarre del cuello y de la entrepierna mientras tosía, recuperando el aliento.
—Muy pronto te has puesto el pantalón, princesa.
Abrió la puerta, y entonces Tony vio que no sólo aguardaba otro preso más, como esperaba, sino tres.
Y supo que no podría resistirlo.
Aquel desgraciado era tan sólo el segundo que pasaba por su culo aquel día, y ya sentía que no podía más. Notaba los restos de este último supurando de su orificio anal, el cual estaba dolorido al haber sido castigado sin ningún tipo de reparo.
No pensaba aguantar que tres cabrones más lo hicieran suyo.
En cuanto entró el primero, Tony se desató, e hizo llover una ristra de puñetazos y patadas contra el preso. El resto intentó defenderle, pero Stark estaba completamente fuera de sí.
Los funcionarios del presidio fueron los que consiguieron reducirle en el suelo, una vez había dejado inconsciente al primer preso, y fue conducido directamente a aislamiento.
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Peter no vio a Tony durante todo el día. Imaginó que querría estar solo, de manera que dedicó las horas a leer, entrenar en el gimnasio y salir al patio a hablar con Steve y Bucky.
