-THIRTEEN-

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Rami nos recogió a Lucy y a mí para llevarnos al cine, donde nos encontraríamos con Ben. Entramos los cuatro a la sala en la que proyectarían la película, acompañados por palomitas y bebidas. Durante el filme, el rubio hizo el típico truco de estirarse para pasa su brazo sobre mis hombros y al acabar, salimos de la mano, comentando nuestra opinión sobre lo que acabábamos de ver.

-Joe, cielo, ven a casa conmigo hoy. Nunca has estado allí. Estaremos solos, tú, yo y el gato.

-Eso, Joe, vete con él, nosotros necesitamos el piso.-dijo Lucy sonriente.

-Está bien, pero no he cogido el pijama.-anuncié.

-No te hará falta hoy.-contestó Ben.

Lucy y Rami fueron en dirección a nuestro piso tras despedirse de nosotros. Bennie y yo nos dirigimos al suyo. Cuando abrió la puerta, una pequeña bola de pelo naranja y blanco salió corriendo para esconderse detrás del sofá. Entramos en su casa, algo desordenada, y me mostró todos y cada uno de sus rincones.

-Y ese de ahí es Tommy, es tímido pero estoy seguro de que acabareis llevándoos bien.

-Es muy mono, se parece a su dueño.-dije haciendo que Ben se sonrojara.

-Cambiando de tema, ¿te apetece cenar?

-¿Y esa pregunta? Sabes que amo la comida tanto como a ti... ¿y preguntas eso?

-Está bien, fiera, relájate.-dijo riendo.-¿Hamburguesa?

-Me parece perfecto, ¿quieres que te ayude a prepararlas?

-No, no quiero que mi cocina salga perjudicada esta noche.

-Lucy te lo contó, ¿eh? Tengo que hablar muy seriamente con ella, está acabando con mi buena reputación.

El rubio fue entre risas a la cocina y preparó la cena. Mientras tanto, me hice amigo de Tom, no sin antes recibir un par de arañazos en la mano. Cuando Ben volvió al salón, el gato estaba echado sobre mí dejándose acariciar.

-Wow, tiempo récord, normalmente no se acerca a los invitados tan rápido. Eres un imán para los machos, Joseph.

-¿Acaso lo dudabas?

-No, nunca lo hice, me atrajiste a mí que me consideraba hetero... Aquí tienes tu hamburguesa, ¿qué quieres beber?

-¿Cerveza?

-Marchando.

Acabamos de cenar relativamente pronto y nos fuimos a su habitación. Tuvimos conversaciones tontas y profundas, hablamos sobre nuestros pasados y sobre el futuro que teníamos planeado. Hicimos planes juntos, viajes, muchos viajes. Volvimos a hablar de sexo, comenzaron los besos y las caricias:

-¿Te sientes preparado ya, Joe?

Lluvia sobre nuestro tejado. -HardzelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora