-TWENTY FOUR-

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A medida que avanzaba la noche iba viendo a mi novio más animado. Rami y Lucy habían comprado cerveza y Gwil y Jocelyn habían traído algo de comer. Estuvimos jugando a la Nintendo Switch de Ben, a Mario Kart. El rubio se enfadó conmigo porque le gané, sin trampas obviamente aunque él afirmaba lo contrario. La molestia se le pasó después de un par de cervezas más, algunos chupitos de vodka y unos cuantos besos. Jocelyn, que no bebió, se ofreció a llevar a todos a sus casas para evitar accidentes. Me iba a marchar con ellos pero él me frenó y me pidió que me quedase a dormir allí, "la fiesta no ha acabado para nosotros" dijo. Nos despedimos de todos entre risas provocadas por nuestra embriaguez.

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Cerramos la puerta y Ben me empujó contra la pared, comenzando a besarme. Me quitó la camisa violentamente, sin pararse a desabrochar los botones. Noté el frío hormigón tocando mi espalda y sus labios humedeciendo mi cuello. Ahora entendía a qué fiesta se refería. Se despojó de su ropa más rápido de lo que solía hacerlo y terminó de desnudarme. Me giró bruscamente y me embistió, descargando toda su ira en mí. No dolía, al contrario, me estaba encantando. Esta vez no tuvimos que ocultar nuestro placer. De repente, tras un fuerte gemido de su parte, paró y me llevó a la habitación sin decir nada. Me sentó en la cama y se sentó sobre mí, controlando él todos los movimientos. Dejó de hacer lo anterior para tumbarse sobre mí sin dejar todo su peso; me comenzó a besar de nuevo, primero en los labios y luego en el cuello. Ascendió hacia la oreja, me susurró "te amo" y me mordió el lóbulo suavemente. Me pidió que continuara yo y lo hice, ambos acabamos juntos. Podríamos decir que había sido la mejor noche de nuestra vida juntos. Dormimos abrazados, Ben detrás de mí. A la mañana siguiente, fui al baño y descubrí mi cuello lleno de moretones. ¿Y ahora? Parecía que alguien me había intentado estrangular o algo y aquello era solo resultado de nuestra pasión. Salí del lugar después de realizar lo que debía y le desperté con un beso en los labios.

-Bebé, mira cómo has dejado mi cuello.-comenté riendo.

-Lo siento, no pretendía hacer eso.-contestó con la voz ronca.

-Tenemos que pensar una solución, no puedo salir así a la calle, creerán que mi novio es un maltratador.-bromeé.

-Una bufanda irá bien, deja que me espabile y la buscó. Pero ahora túmbate aquí conmigo, tengo frío en la parte de mi cuerpo que estaba pegada al tuyo.

Lluvia sobre nuestro tejado. -HardzelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora