Narra Owen.
-¿Despertó?-Pregunté adentrándome en la habitación.
Derek asintió.
Me acerqué con cuidado a ella y ahí estaba, tan auténtica como siempre.
Estaba adolorida, era entendible.
-Estoy aquí, mamá-dije entre lágrimas.
Sonrió débilmente.
-Quizá deberíamos dejar que descanse-propuso Derek.
Besé la frente de mi madre y salí de la habitación, feliz.
Me sentía completo, al fin.
-Hey-dijo Amelia al verme.
Fruncí el ceño al notar sus ojos rojos e hinchados, su nariz también estaba colorada.
-¿Qué sucede?-pregunté con preocupación.
-Nada. ¿Por qué?
-Dile eso a tu cara-respondí.
Desvío su mirada, avergonzada.
-No sucede nada. Sólo necesito que hoy te hagas cargo de las niñas, estaré ocupada.
-Está bien.
Se fue dejándome aún más confundido. Su turno terminaba en una hora al igual que el mío.
¿Por qué no volvería a casa?.
Quizá Mer la invitó a salir, o Maggie.
Luego de terminar mi turno en el hospital, ya con Cielo, fui por Irina.
-Hey, pequeña-dije.
-¿Puedo decirte papá?-preguntó.
¿papá?. Suena raro pero me encantaría, después de todo, ella fue criada por mí. Cuando Amelia no podía volver a casa yo me quedaba con ella, jugábamos a las princesas e incluso la bañaba. Hacíamos todo juntos.
-¿Te gustaría llamarme papá?-Pregunté.
-Sí. Mamá dice que tengo un papá al igual que Cielo, sólo que yo quiero que tú seas mi papi.
-Puedes llamarme papi si lo deseas, nena.-sonreí.
-¿Me cuidaras como a mamá y Cielo?.
-Siempre las cuidaré. Son lo más importante que tengo-reí. -Jamás las dejaré solas.
-Bueno, papi.
Mi corazón se llenó de felicidad, este día no dejaba de sorprenderme.
Mi madre despertó y la pequeña Irina decidió llamarme “papá”.
Narra Amelia.
-Así que tenemos una hija-afirmó Joe. -¿No se te ocurrió decirlo antes?.
-No finjas interés. Ambos sabemos que Irina no te interesa.
-Estamos hablando de mi hija. Claro que me interesa.
-¿Recuerdas cuando dijiste que si quedaba embarazada debía abortar ¿verdad?.
-Sí, creí que me obedecerías, al parecer no.
-¿Sabes qué?-Pregunté con fastidio. -Olvídala. No necesitamos nada de ti.
-Quiero conocerla. Mañana ven con ella aquí.
-Ella va al jardín.
-A la salida.
Asentí, pagué y salí del lugar.
Jamás debería haber mencionado nada.
¿Y si Joe juega con los sentimientos de Irina? Es una persona tan cruel, es capaz de eso y mucho más sólo para molestarme.
Irina sólo es una niña de tres años.
La culpa es mía, desde un principio se lo oculté a ambos.
-Llegué-dije al cerrar la puerta.
Nadie respondía así que supuse que todos estaban dormidos.
Subí a ducharme y al salir Cielo comenzó a llorar.
-Hola pequeña-sonreí. -¿Siempre eres así de linda cuando frunces la nariz?-pregunté enternecida.
La pequeña sonrió y no pude evitar imitarla. Era tan preciosa.
Fui hacia la habitación de Irina, aún con la bebé en brazos y allí estaba ella mirando una película.
-¿Qué miras?-pregunté.
-¡Mami, regresaste!
Me abrazó con cuidado de no lastimar a su hermanita y apagó la película.
-¿Pueden dormir aquí conmigo?-preguntó.
-Claro. Haz un espacio-reí.
Recosté a Cielo, con dos almohadas, evitando que muera asfixiada por culpa nuestra y luego me acomodé yo.
-Así estaremos protegidas-dijo con su dulce voz. -Si estamos las tres juntas, Owen podrá protegernos.
Reí al oírla. Su inocencia a veces es tan linda.
-No crezcas, por favor hija.
Noté que ambas estaban ya dormidas, estiré mi brazo para rodear a ambas y así me dormí.
Narra Owen.
-Durmieron en la cama de Irina-sonreí.
-Creí que no podríamos-dijo con una sonrisa.
-Creo que debemos hablar, Owen.
-Dime.
Me explicó brevemente sobre el papá de Irina, automáticamente recordé quién era y cómo me llevaba con él.
-Me encantaría prometerte que todo va a estar bien-dije. -Pero lamentablemente no puedo saberlo.
-Con que me abraces me alcanza-sonrió.
La aferré a mí deseando que todo esté bien, lo que menos quería era que sufra.
¿Y es que nunca podríamos estar tranquilos?
¿Siempre estaríamos escapando de los demonios del pasado?.
Narra Amelia.
Nerviosa, me senté en una de las mesas con Irina, esperando a Joe.
-Buenos días, señoritas.
Los nervios comenzaron a invadirme, el miedo se apoderó de mí en cuestión de segundos.
-Hola-dije.
Irina se aferró a mí aún sin saber quién era ese hombre desconocido que se sentó frente a ella.
-Tú debes ser Irina-sonrió. -Yo soy tu padre.
¿De todas las maneras posibles que hay para decirlo eligió la más sencilla?.
Ahora estaría aún más confundida que antes.
-Yo ya tengo un papi.
Fruncí el ceño. ¿Qué papi?.
-¿Ah, si?-Preguntó Joe fingiendo ser buena persona.
-Sí, él es muy bueno conmigo.
-Puedes contarme sobre él.
Observé su rostro, parecía realmente feliz.
En cuanto a Irina, ella estaba incómoda, se notaba en su pequeño rostro.
Eran idénticos, parecía que ambos eran la misma persona.
-¿Te gustaría venir a mi casa un día?-preguntó Joe.
-No, mi mamá sabe cuidarme.
-¡Iri!-exclamé. -No seas descortés.
-Soy tu papá, Iri-dijo haciendo énfasis en la palabra “papá”.
Irina lo miró con el ceño fruncido, queriendo decir algo.
-Mi papá es Owen.
Sonreí. Realmente acaba de rechazar al estúpido que jugó con sus sentimientos una hora.
-¿Tienes hermanos?-preguntó él.
-Sí, una hermana. Su nombre es Cielo y es bebé.
-¡Qué lindo nombre!.
-¿Tú eras novio de mi mamá?
-Sí. -Respondí.
-Si me disculpan, tengo que irme. Adiós pequeña.
Salió del lugar sin decir más.
Irina se acercó a mi oído y susurró:
-Owen es más lindo.
Reí ante sus palabras.
-¿Vamos a casa? Papá y Cielo están allí-hablé.
Al llegar Owen estaba allí, mirando la televisión.
-Papi-dijo Irina y corrió hacia él. Sus enormes brazos la envolvieron y se abrazaron, de la manera más tierna.
-Hola amor-dijo mirándome.
-¿Hay lugar para una más en su abrazo?-Pregunté divertida.
-¿Qué dices, pequeña?
-Ven aquí mami.
Y así, los tres quedamos unidos por un cálido abrazo.
-¿Por qué tengo dos papis?-preguntó Irina dulcemente.
-Te explicaré luego, lo prometo-dije.
~♡~
Me da muchísima ternura Irina, disculpen.
Shoro, eligió a Owen.
PERO…
¿Hasta acá llego Joe, están seguros?
Gracias por leerrrrrrrrrrrrrrrrr.
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I Need You||Omelia. (editando)
FanfictionAmelia Shepherd de treinta años, neurocirujana en el Grey Sloan Memorial Hospital. Tiene una hija de tres años, Irina, tan linda como ella. Owen Hunt, de treinta años, no tiene nada, solo a su mejor amiga Amelia y a Teddy. ¿Realmente solo se quier...