Narra Owen.
Las palabras de Derek no dejaban de sonar en mi cabeza: “Ella está estable".
Realmente lo logró.
-¿Lo logró?-preguntó Amelia.
-Lo logró-respondí.
Saltó a mis brazos emocionada y no pude evitar aferrarla a mí.
Cada vez que la tenía cerca mi corazón latía rápidamente, parecía un adolescente.
-Me alegro, en serio-sonrió.
Le di un beso en los labios y sonreí.
-¿Podemos verla?-Pregunté a Derek, que observaba la escena sonriendo.
-Pueden verla pero yo me quedaré con ella, deben descansar-dijo -Sobre todo tú, Owen.
Asentí y fuimos hacia mi madre.
Verla bien, me hizo bien. Lo necesitaba más que a nada en el mundo.
Todavía no estaba despierta, pero Derek dijo que pronto lo haría si evolucionaba bien.
-Es hora de irnos-dije mirando a Amelia.
Tomó mi mano y ambos salimos del hospital en busca de las niñas.
-Hey-Maggie sonrió. -Aquí están, las dos.
Por supuesto ambas estaban dormidas así que tomé a Irina y Amy a Cielo.
Al llegar recostamos a ambas y bajamos al living.
-Creo que debo darme una ducha-dije.
-Ve, yo lo hice hoy en la tarde-sonrió.
Al salir, Amelia me esperaba en la habitación.
-Necesitaba esto-dije mientras la abrazaba.
-Siento como si me hubiesen aplastado treinta elefantes-dijo.
Reí ante su comparación.
-Creo que si te hubiesen aplastado treinta elefantes no estarías aquí-respondí.
-Owen, sólo duerme-rió.
Narra Amelia.
La noticia sobre la mamá de Owen provocó que me alivie, estaba muy nerviosa.
Desperté feliz, todo estaba bien, como antes. O eso parecía.
Lo primero que hice fue levantarme y ver a Cielo que estaba profundamente dormida.
Luego me preparé y bajé a desayunar.
Oí unos pequeños pasos provenientes del living y al instante supe que Irina ya estaba despierta.
-¡Mami!-dijo y saltó hacia mí.
-Hey, pequeña. ¿Cómo te trató la tía Maggie?.
-¡Bien, jugamos con las princesas!
-¿Ah, si?-Pregunté fingiendo intriga. -Dime más.
-También fuimos al parque con el tío Jackson y Harriet-sonreí al escucharla.
-Así que te divertiste.
-Sí.
-Toma-dije extendiendo su desayuno. -Debes estar hambrienta.
Hoy era el día de volver al hospital, luego de un tiempo largo.
Dejé a Irina en el jardín, como todas las mañanas y luego a Cielo en la guardería del hospital.
-Buenos días, princesa-saludó Owen.
Al salir de casa no lo vi ya que él seguía durmiendo.
-Buenos días príncipe-dije mientras me acercaba a él.
Lo besé, me besó, nos besamos.
Necesitaba tanto un beso así.
-Ven, vamos al cuarto de descanso-dijo tomando mi mano.
Claramente todos sabemos que sucede en el cuarto de descanso.
-Lo necesitaba-dijo Owen.
-Yo igual-reí. -Es hora de volver al trabajo. Adiós.
Salí rápidamente del lugar y fui hacia mi primer consulta: una señora de cuarenta y cuatro años con síntomas de un tumor.
-Bien-dije. -Esme, le haremos unos estudios.
Una vez que todos salieron de la habitación, cerré la puerta y los seguí.
Justo antes de llegar al ascensor lo vi a él. No, no era Owen. Era el papá de mi hija, Irina.
¿Qué hacía él aquí?
-Hola amor-habló refiriéndose a mi paciente.
-¿Por qué te retrasaste tanto?-preguntó ella.
Los siguientes minutos, parecían ser eternos. Ellos seguían hablando, pero no pude oírlos. Mi cuerpo estaba con ellos pero no mi mente.
No aguanté más y corrí hacia el primer baño que vi, vomité de una horrible manera, pero me alivié.
-Hey, Amy.
Arizona estaba aquí.
-No se lo digas a Owen-advertí.
-No, no le vas a ocultar que estás embarazada.
Reí al escucharla.
-No estoy embarazada, Arizona. Estoy nerviosa.
-Ven aquí-dijo sonriendo y abriendo sus brazos.
Arizona es posiblemente la persona más comprensiva del mundo, aún más que Maggie.
-Creo que debo volver al trabajo-dije.
-Ve, pero tranquila, todo saldrá bien.
Sonreí por última vez y volví al pasillo.
Todos me miraban, posiblemente la manera en la que salí corriendo los alertó.
-Amy-dijo aquel hombre.
-Doctora Amelia Shepherd-dije mostrando el pequeño cartel que decía mi nombre.
-Cuídala.
-Por supuesto que sí. -respondí con fastidio.-Es un tumor cerebral-afirmó Jo.
Asentí desganada, la realidad es que no podía pensar en ella ahora.
-Le pediré al doctor Shepherd que nos ayude-dije. -Ve por él.
Jo se fue y a los minutos regresó con Derek.
-Los dejo, Alex me necesita-dijo y se fue.
-Derek, no te llamé por ella-dije haciendo referencia a la paciente. -Joe está aquí.
-¿Hablas en serio?-preguntó abriendo sus ojos.
-Es el esposo de esta mujer. Jamás mentiría con algo así.
-¿Planeas decirle la verdad?
-Claro que sí-respondí de una manera obvia. -Estoy segura de que él jamás se hubiese interesado en mi niña de todos modos.
-¿Cómo estás tan segura?-preguntó.
-Porque él dijo que si en algún momento yo quedaba embarazada debía abortar.
-No hablas en serio-soltó. -Le romperé la cara en cuanto lo vea.
-Nadie lastimará a nadie. Intenta mantener la calma.-por dentro seguía pensando en él, debía enfrentarme al monstruo. - ¿Puedes terminar con ella?-pregunté.
Claramente debía hablar con él acerca del estado en el que estaba su mujer y sobre Irina.
-¿Cómo está mi mujer ?-preguntó al verme.
-Tiene un tumor cerebral-hablé.
-No puede ser.
-Joe, creo que debemos hablar.
-No, Amelia, no hablaremos de como te fuiste meses a quién sabe dónde sin decir absolutamente nada. Ya no te necesito.
-Nunca me necesitaste.
-En realidad, no, eras una zorra al igual que todas.
-No me hables de esa manera-elevé mi tono de voz.
-Todos sabemos que tu único amigo era Owen, quizá él era a quien querías. Zorra.
-Yo no fui la que engañó aquí. Tampoco fui la que golpeó.
-Fue solo una vez.
-¡Una vez en la que casi pierdo a mi hija!.
Oh, no.
Lo dije, otra vez lo hice. Así como le dije a Owen aquella vez que tendríamos un bebé.
-¿Tuvimos una hija?
- Sí.
Se retiró del lugar ignorando por completo mi presencia y ahí fue cuando decidí que jamás hablaría con él acerca de Irina. No le haría eso a mi niña.{♡}
VOLVÍ. OTRA VEZ HACIENDO QUE SE ABURRAN CONMIGO.
ME TENGO MENOS FÉ QUE AMELIA AL PAPÁ DE IRINA.
LES PRESENTO A JOE: EL PAPÁ DE IRINA.
YA VAN A CONOCER MÁS DE ÉL, LO PROMETO.
¿SIGOOOOOOOOOOOOOO?
BYE BYE😘
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I Need You||Omelia. (editando)
FanfictionAmelia Shepherd de treinta años, neurocirujana en el Grey Sloan Memorial Hospital. Tiene una hija de tres años, Irina, tan linda como ella. Owen Hunt, de treinta años, no tiene nada, solo a su mejor amiga Amelia y a Teddy. ¿Realmente solo se quier...