Capítulo 25

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Han pasado unos cuantos meses, y en esos meses, muchas cosas pasaron...

Casi no habíamos avanzado nada con las entrevistas, pues nos la pasabamos jugueteando como niños pequeños. Noches de películas, muchos caramelos, guerra de almohadas, dibujos animados hasta las tantas, nada de profesionalidad como le había dicho anteriormente. Me dejé llevar.

Empecé a fijarme en algunos detalles de los que no me había percatado en Madeleine...y me gustaron todos y cada uno de ellos. Eso ocasionó que en un momento dado una atracción hacia ella surgiera. No sé cómo, ni cuándo, pero me enamoré. Profundamente.

Madeleine embelesada con los paisajes.

Madeleine respirando costosamente.

Madeleine riendo.

Madeleine sonriendo.

Mis cosquillas hacia ella.

Sus cosquillas hacia mi.

Caminando juntos por el jardín.

Su mano rozando la mia al caminar.

Abrazos repentinos.

Su perfume.

Nuestros cuerpos tirados en la alfombra de la biblioteca leyendo.

Lo que revelaba su mirada cuando miraba la chimenea.

Cuando me miraba a los ojos.

Madeleine jugando con animales.

Jugando conmigo.

Jugando con niños.

Nuestras guerras de agua.

Nuestras largas caminatas a altas horas de la noche.

Cuando levantaba su mentón para mirar las estrellas, como sus ojos brillaban al reconocer alguna constelación, cuando apuntaba alguna con su índice.

Cuando me explicaba cosas de astronomía.

Sus manos al hablar.

Su timidez.

Sus sonoras carcajadas.

Cuando me daba su apoyo.

Cuando me sorprendía con alguna comida o algún regalo.

Cuando me abrazaba al llover.

Dios, como amaba que hubieran tormentas! Siempre me abrazaba hasta que dejara de temblar.

Como revoloteaban sus pestañas al mirarme con curiosidad por algo que dije.

Como caminaba.

Come se molestaba.

Como fruncía su precioso ceño al mostrar preocupación.

Su voz.

Adoro fijarme en todos aquellos detalles que me hacen enamorarme más y más de esa increíble mujer. 






Alcanzando Lo InalcanzableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora