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El profesor Konohamaru nos contaba acerca de Otsutsuki Kaguya, la cual había creado aquel Zetsu blanco que nos había atacado.
—Ahí abajo debe haber más de esos, ¿no? —le pregunté al profesor Konohamaru para luego activar mi byakugan—. ¿Eh? ¿Qué es eso?
—¿Qué has visto, Tsukiko? —me preguntó con algo de curiosidad y miedo Boruto—. ¡¿No me digas que has visto un ejército de esas cosas?!
—No. No es nada, solo vi puras ruinas —le he dicho con una sonrisa para luego ver a nuestro profesor—. ¿Qué deberíamos de hacer? ¿Deberíamos de bajar?
—No, bajaré yo solo —nos ha dicho seriamente, a lo cual Boruto inmediatamente comenzó a negarse—. Ustedes quédense aquí, y si por alguna razón llegara a morir... deben de avisar inmediatamente a la aldea.
—¡Eso no sucederá! —exclamó Boruto en desacuerdo al momento en que lo veía afligido—. Si nosotros unimos fuerzas estoy seguro de que...
—Ustedes no conocieron el horror de la guerra. Ni todo lo relacionado con Otsutsuki Kaguya —le interrumpió el profesor Konohamaru al momento en que nos veía seriamente—. Los Otsutsuki crearon a los ninjas, son como dioses. No se puede comprender la magnitud de su poder.
—¿Tan poderosos son? —pregunté con la cabeza ladeada.
—Sí —asintió para luego soltar un suspiro—. Admito que se han vuelto muy fuertes, pero esto está a otro nivel. Lo que hay más adelante es otro tipo de poder y por eso deben de irse.
El profesor Konohamaru comenzó a caminar en dirección donde se encontraría aquel Zetsu blanco que nos atacó.
—Profesor Konohamaru. ¿No cree que es mejor ir todos juntos? —lo llamé provocando así que detuviera sus pasos para luego verme—. ¿Qué pasaría si usted muere en manos de aquel Zetsu blanco? Lo más probable es que él venga por nosotros y sin usted no creo que podamos vencerlo.
—La mejor opción sería avanzar juntos y hacer apoyo —le dijo Mitsuki—. Además, si corremos peligro de todos modos, es mejor no dividir nuestras fuerzas.
—Maldición, no nos deja opción. Vendrán conmigo, pero no sobrestimen sus capacidades —soltó un suspiro para luego vernos con una sonrisa—. Muy bien. Pongan atención al plan.
—¿Un plan?
—Sí, para acabar con aquel monstruo.
Y así el profesor Konohamaru comenzó a explicarnos cuál sería su plan para derrotar a aquel Zetsu blanco que había sobrevivido a la guerra.
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El Zetsu blanco dirigía sus ataques hacia mí y ninguno entendía por qué aquella cosa mutante solamente me atacaba a mí e ignoraba a los demás.
—¡Déjala en paz! —gritó Boruto al momento en que se había acercado por la espalda clavándole un Kunai—. ¿Qué?
—¡Boruto! —exclamé con pánico al ver como el Zetsu lo había sostenido de su cabeza para luego azotarlo en el suelo—. Le está... robando el chakra...
Miré con sorpresa como el Zetsu blanco comenzaba a apoderarse del chakra de Boruto y si eso seguía así, el Uzumaki terminaría muerto.
—¡No matarás a Boruto! —gritó Mitsuki al momento en que comenzaba a rodear el brazo de aquel Zetsu blanco—. Sácalo de ahí, Tsukiko.
—¡Sí! —asentí y comencé a acercarme a Boruto, el cual al perder demasiado chakra no podía moverse por su cuenta—. Tranquilo. Estoy aquí contigo.
—Gracias...
Sostuve a Boruto fuertemente para así comenzar a alejarnos de aquella cosa y en ese momento he podido ver como el profesor Konohamaru realizaba una técnica que nunca antes había visto. Aquella técnica y su gran poder habían llamado mi atención, y más por el hecho que logró vencer al Zetsu sin problema.
Cuando el chakra de Boruto se estabilizó seguimos introduciéndonos en aquella cueva hasta llegar a un lugar donde había varios capullos, los cuales eran para crear a los denominados Zetsu blanco.
—Parece que estamos en la parte más profunda —comenzó hablando el profesor mientras realizaba nuevamente aquella técnica poderosa—. Recuerden no confiarse y apegarse al plan si detrás de esta pared hay más Zetsus blancos.
Al momento en que aquella pared fue destruida hemos visto con asombro el hecho de que varios de los Zetsus blancos se encontraban rodeados por llamas negras.
—¿Qué son estas llamas negras? —pregunté intrigada al ver tal poder.
—Es el Amaterasu. Un fuego que lo consume todo y que solo esa persona puede controlar —respondió con seriedad si quitar la vista de aquellas llamas—. Una técnica de Uchiha Sasuke.
—¿El padre de Sarada? —preguntó con sorpresa Boruto—. ¿Qué hacía él aquí?
—Ah. Ahora que lo vieron, no puedo negarlo —soltó un suspiro—. Sasuke tiene la misión secreta de acabar con los restos de Otsutsuki Kaguya.
—¿Misión secreta? —preguntó confuso Boruto—. ¿Eso significa que él se encuentra por aquí?
—El poder de su Rinnegan le permite moverse por el tiempo y el espacio. Así que no debe de estar ni cerca —nos ha dicho con una sonrisa a lo cual todos hemos dicho que era sorprendente—. Por supuesto. Sasuke es el único al que el Séptimo reconoce como su verdadero rival.
—¿Eh? ¿Mi padre?
—Mi padre me dijo lo mismo —comenzó a hablar Mitsuki—. Que Sasuke es el ninja más fuerte de todos, y que es el encargado de defender Konoha desde las sombras.
En el momento en que ellos hablaban he podido notar algo extraño en la pared y al acercarme he visto algo escrito, pero debido a que esa escritura había estado en ese lugar durante mucho tiempo se leía algo borroso.
—Prin...Kugan. ¿Prin Kugan? —pregunté dudosa al momento de tocar con mis manos la pared para ver si había más letras. —Princesa Byakugan.
—¡Debemos de irnos, Tsukiko!
—Ah. ¡Sí!
Comencé a alejarme de aquella pared para así ir con mis compañeros e ir a la salida, pero mientras nos íbamos no había podido dejar de pensar en aquel nombre.
Princesa Byakugan. ¿Quién era aquella persona?
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