Capítulo 2

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POV Natalia

Mierda, mierda, mierda. No puedo quitarme de la cabeza esos preciosos ojos color miel de la nueva.

¿Qué me pasa?

Alba, se llama Alba. He oído como lo decía María, no he podido evitar estar pendiente de sus palabras, a ver si así me enteraba de su nombre. Bueno, de sus palabras no, de las de María, porque Alba aún no se ha dignado a abrir la boca. ¿Por qué será?¿Será muda? Espera. ¿Acaso me importa? Pues claro que sí estúpida, llevas comiéndote la cabeza desde que te has sentado.

Sin embargo, lo que no dice por la boca lo dice por los ojos... Son súper expresivos. Ya estoy otra vez pensando en ellos. Mierda. Además, no derrochaban aprecio precisamente, y es que no me extraña, he sido una borde de mierda.

Bueno, como siempre.

Mientras me como el coco, Manu ya ha entrado en clase. Es majo, lo tuve en primero como profesor de música, la única asignatura que me gusta, y , por lo tanto, lo respeto, sin embargo, no presto atención a lo que está diciendo, hasta que oigo:

-¿Puedes presentarte, por favor?

Se lo ha dicho a Alba. La miro. Tiene una expresión de terror y la empatía me invade. Sí, señores, a mis 16 años he descubierto que puedo sentir empatía por una persona, y esa persona es, ni más ni menos, una desconocida, perfecto.

La clase está en silencio, la nueva no se presenta. Debe odiar su nombre o algo. Sus ojos están empezando a empañarse de lágrimas. Ah, no. Eso sí que no. Me levanto ante la mirada atónita de toda la clase.

-Se llama Alba, es tímida.

Ya está. Mi reputación de tipa dura se acaba de ir a la mierda en los diez minutos que llevo en clase y todo por una chica. Soy imbécil.

Pero cambio de opinión cuando vuelvo a ver esos ojos otra vez, esta vez mirándome rebosantes de agradecimiento. Bueno, al menos ha valido la pena.

Manu decide cortar el momento.

- Bueno, pues Alba, bienvenida a tu nueva clase. Estoy seguro de que estarás muy bien aquí. Ahora os entregaré a todos las agendas y el horario, luego el resto del material básico y finalmente empezaréis ya vuestras clases siguiendo el que será vuestro horario normal durante el curso.

El resto de mañana transcurre de forma lenta y aburrida, es por eso que cuando suena el timbre todo el mundo coge la mochila y sale corriendo de clase. Yo salgo la primera, empujando a todo aquel que se interpone en mi camino hacia la libertad, incluida la única persona a la que no querría empujar. Pero ya es demasiado tarde, Alba acaba en el suelo y los imbéciles de mis compañeros de clase se quedan presenciando la escena. ¿Ahora no tienen tanta prisa, eh, los cabrones?

Como ya he perdido suficiente respeto por hoy, decido recuperarlo y le suelto.

- Otro día no te metas en medio rubita.

No hace falta decir que me arrepiento al instante, pero salgo por patas sin mirar atrás, con una María furibunda a mis espaldas gritando:

- ¿¡Pero de qué vas, Lacunza!?

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Espero que os esté gustando.

Your Voice~AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora