Your Voice~Albalia

Capítulo 10

POV Natalia
Ni siquiera sé por qué le dije ayer a Alba si quería quedar hoy.
Bueno, sí lo sé. Quiero conocerla más y que ella me deje hacerlo. Quiero pasar una tarde entera con ella en la que parezca que el tiempo transcurra más rápido que nunca. Quiero perderme en sus ojos color miel sin temor a no encontrar el camino de vuelta, porque ya no lo hay, estoy enamorada hasta las trancas.

Todo esto es muy bonito, pero el primer problema de la tarde ya ha hecho acto se presencia, y eso que aún no he salido de casa: no sé qué ponerme.
¿Debería optar por un vestuario sencillo como el que llevo a diario o bien debería ponerme algo más... Elegante?

- Te noto estresada.- Mi hermana Elena ya tardaba en aparecer.- Cuéntame, ¿a dónde va la señorita, que no sabe qué ponerse?

La fulmino con la mirada y acto seguido le saco la lengua.

- A ti no te importa, renacuaja.

- Estarás bien con cualquier cosa, ¿tú te has visto? Hasta un saco de patatas te quedaría bien. Anda, no te calientes la cabeza y ya me contarás quién es el responsable de que últimamente te quedes mirando a la nada con una sonrisa bobalicona cada dos por tres.

Mi cara enrojece a la velocidad de la luz. Debo alcanzar la tonalidad de un Ferrari, porque Elena, orgullosa de ríe mientras me señala.

- ¡Lo sabía! ¡Hay alguien! Ya me lo presentarás...

Trago saliva con dificultad.

- Más bien ya te LA presentaré.

Elena abre los ojos, sorprendida. Hasta ahora nunca me había gustado ninguna chica, de hecho tampoco he tenido nunca novio, así que no me extraña que se sorprenda.

- ¡Qué guay!- dice ilusionada- ¡Voy a tener cuñada! ¿La podré llamar cuñi?

A esta se le va la pinza.

- ¡No digas tonterías anda! ¡Y vete a hacer cualquier cosa que no me incluya!

Se lleva una mano al pecho y suelta una exclamación.

- ¿Me estás echando?

¡Será dramática!

- ¡Sí!

Por fin decide salir de mi habitación y yo prosigo mi misión. Al final opto por algo sencillo: unas mallas negras y una camiseta en la que pone: I feel like Jambo. Me hago la línea del ojo, cojo mi guitarra y salgo de mi casa dando saltitos por las escaleras. Estoy realmente feliz.

He quedado con Alba en su portal, así que me dirijo hacia allí. Ya es la tercera vez que voy en menos de una semana, a este paso sus vecinos pensarán que vivo en el bloque.

Cuando llego, ella ya me está esperando. Lleva una camiseta ajustada, negra y corta y unos tejanos anchos, tobilleros. Está guapísima.
Al verme, una sonrisa aparece en su cara. Que alguien friegue el suelo, que me acabo de derretir.

¿Dónde vamos?

- Tú sígueme.

La agarro de la mano, ¿por qué no? Y la guío hasta el lugar que tenía pensado.
Es un bar que se encuentra en un parque. Por dentro es un poco oscuro pero la terraza vale la pena: hay sillas acolchadas con cojines de colores y unas mesas pequeñas y bajas con manteles de ropa. Además, hay unas mantas a tu disposición que se agradecen cuando, después de ponerse el sol, refresca un poco.

Nos sentamos en una mesa libre y nada más hacerlo me entra un nerviosismo que hace que me tiemblen las manos.

- ¿T-te gusta el sitio?- Cálmate Natalia.