Grandes inconvenientes

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Dormir un poco más o dormir un poco menos, realmente a Jimin no le importaba haber pasado la noche en vela, es decir, no era la primera vez que lo hacía. Tener ojeras sólo era parte de tratar de sobrellevar los problemas, ¿no? Si quería que lo tratasen como adulto tenía que hacer ese tipo de cosas, ¿verdad?

Un suspiro cansado salió de sus labios antes de que contemplara al Yoongi durmiente entre sus piernas, su diestra inconscientemente viajó hacia el cabello teñido de su mayor para acariciarlo con cuidado, recibiendo un gruñido extraño y algo más de baba sobre sus muslos. ¿Cómo había terminado así? Sencillo, el ebrio Min era más sentimental de lo que el felino se hubiese imaginado, poniéndose a llorar en cuanto la canción a penas y comenzaba. ¿Eran necesarias las lágrimas descontroladas sólo por interpretar una canción? No, empero suponía que gran parte de culpa la poseía el alcohol.

Park nunca había estado muy seguro de cómo consolar a alguien, sin embargo, se sintió satisfecho en cuanto su mayor detuvo su sollozo y cayó en los brazos de Morfeo, abrazándose a sus piernas como si se tratase de la almohada más cómoda en el lugar. Su corazón se encogió con aquel cuadro, era casi como ver a Hobi años atrás, casi como retroceder en el tiempo. Su colita serpenteó y no pudo hacer más que elevar la mirada hacia el techo de la habitación, suponía que eran alrededor de las diez de la mañana, tenía que moverse.

–Lo siento, hyung. – Susurró para ponerse de pie con cuidado, procurando dejar un cojín bajo la cabeza del pelicyan.

Tomando su ropa, el gatito se dirigió al baño para vestirse con tranquilidad, aunque optó por permanecer con aquella camiseta, todavía tenía el aroma de Jeongguk, no planeaba deshacerse de ella, al menos no hasta que el verdadero Jeon lo tuviese entre sus brazos.


🐾🐾🐾🐾🐾


–Ya deja de llorar, conejo tonto. – El rugido del tigre obligó a que Kook alzara sus blanquecinas orejas. – Eres un mocoso idiota, terco, y muy feo pero aun así eres como mi hermano menor. – El peligris se acercó lentamente hacia el castaño que hacía lo posible para dejar de llorar.

–Pe-perdona, Taehyung. – Jeon secó sus lágrimas y nariz con la manga de su ropa, buscando consuelo antes de ser rodeado por los brazos de su mayor. – Yo..yo no quería decirte eso. –

–Lo sé. – Un suspiro salió de los labios del felino para que le entregase una de sus geométricas sonrisas. – Eres impulsivo, y tienes un carácter asqueroso como Yoongi-hyung. – Su rayada cola se movió y mordió su labio inferior tragando un nuevo rugido. – Pero con todo y eso... sigues siendo mi amigo y te quiero. –

No, él no era como Yoongi, para nada.

Mordiendo su labio inferior, el castaño se acercó a Kim para abrazarlo con fuerza, buscando ánimos, dándose valor para detenerse unos momentos, estaba bien parar, aunque sea por unos instantes. Y no, no tenía que ver con que olvidase a Jimin, o con que ya no valiese la pena haberlo marcado, no, muy por el contrario, y es que si quería ser de ayuda su mente debía estar en calma.

–Ya, ya. – El mayor revolvió los castaños cabellos ajenos. – Ve a lavarte esa cara, que ahora pareces un alien. – Se vengó riendo con su grave tono de voz, encogiéndose ante el golpe en el pecho que no tardó en recibir.

–Le diré a tus papás que me estás poniendo sobre nombres. – La sonrisa de Jungkook se hizo presente con todo y sus ojos hinchados por el llanto.

–¡En verdad eres un conejo maligno! – Taehyung había emprendido su camino a la cocina para preparar algo de té, justo como su padre Seokjin le había enseñado, no había nada para sanar el corazón como una buena taza de té caliente.

I'm gonna bite you [ KookMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora