Un poco sencillo

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–¡Pero si estás tan grande! –

–Basta, noona. – Jeongguk trataba de no fruncir el ceño, aunque sus orejas denotaban su descontento al mantenerse apegadas a su cabello, y es que sus mejillas ya habían sido apretadas demasiadas veces en lo que llevaba al interior de aquel edificio.

–Bien, bien. – La recepcionista reía para soltarle el rostro al conejo, volviendo a su puesto de trabajo. – Pero no me puedes culpar, si ese flojo de Yoongi te trajera a pasear más seguido no me emocionaría tanto verte. –

–Sabe que yo vivo en Daegu, además hyung con suerte viene a trabajar solo. – Comentó inocentemente mientras masajeaba sus adoloridas mejillas.

–Tienes un buen punto. – Suspiró la mujer apoyando sus codos en el mesón, para así poder afirmar su rostro entre sus manos sin quitarle la mirada al menor. – Pero bueno, si lo viniste a buscar, de seguro él te espera en casa, se fue hace un rato. – Comentó con ligereza, sonriéndole dulcemente. – Puedo llamarte un taxi para que regreses si quieres. –

–Oh. – Las orejas del chico se elevaron y negó un par de veces. – En verdad él me envío. – Llevando sus manos tras su espalda no pudo hacer más que cruzar sus dedos. – Está algo ocupado en el estudio de casa y se le quedó un pendrive aquí, parece que es una pista importante o algo así. – Encogiéndose de hombros cerró los ojos para evitar hacer alguna mueca que delatase su mala mentira.

La extrañeza de la recepcionista sólo duró unos instantes antes de que dejase salir una carcajada.

–¡Vaya que es perezoso! – Comentó con gracia la muchacha. – En ese caso no te entretengo más, estoy segura que cada segundo extra que te tomes en volver equivaldrá a una maldición. –

–Puede apostarlo, noona. – Los labios de Jeon se curvaron en una sonrisa algo torcida.

–Tercer piso, ya sabes, la puerta que tiene el tapete del gato enojado. – Riendo le indicó el ascensor al castaño antes de que el teléfono sonara y la chica se concentrara en su trabajo nuevamente.

Jungkook no estaba seguro de a quién agradecerle, pero su buena memoria visual era algo que aprovechaba al máximo, pues luego de darle una reverencia a la joven se encaminó sin problemas al ascensor para ir directamente hacia la puerta peculiar en la que suponía tendría algo de información.

Los pasillos del edificio no tenían mucho personal, quizás por la hora en la que se encontraban, pero no importaba, estaba seguro de que obtendría información. La manija eléctrica sonó en cuanto puso la clave numérica y prendiendo las luces del lugar comenzó con su plan. Era momento de revolver en la vida de Min Yoongi. 


🐾🐾🐾🐾🐾


Calor asfixiante, un aroma nauseabundo, dolor punzante.

Las orejas de Jimin se elevaron y sus ojos se abrieron de golpe, sentándose en la cama con la respiración entrecortada. El desconcierto lo llevó a fruncir el ceño y contemplar a su alrededor, tras un par de segundos en los que sus orbes se acostumbraron a la oscuridad, cierto, estaba en aquel departamento nuevo... aunque esa no era su habitación. Su cola se erizó al instante, hasta que el murmullo a su lado lo hizo voltear, Hoseok acurrucado a su lado, sobre las cobijas con un traje a medio sacar.

Suspirando con suavidad llevó sus manos hacia su rostro, su frente estaba húmeda y sólo entonces notó que ahora tenía una toalla algo mojada sobre su regazo. Dejando la húmeda prenda en la mesita de noche se destapó para con cuidado quitar las sábanas y así poder levantarse. No tenía que hacer ruido.

I'm gonna bite you [ KookMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora