Tono de marcado

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*Maratón: 2/4*

Desde hacía un tiempo que aquella amarga sensación se había instaurado en el pecho del tigre, quien muy a su pesar había optado por ignorarla, pensando que no era más que producto de su imaginación. Es por ello que, al despertar al día siguiente, empapado en sudor, sólo optó por dirigirse directamente al baño a tomar una ducha.

De seguro su nerviosismo se debía a la poca conversación con Chimchim y la extrañamente exagerada preocupación de su padre Seokjin, ¿acaso estaba pasando algo tan tan malo que nadie le quería decir? Un gruñido se perdió en su garganta al sentir el agua fría contra su cabello, mojando sus redondeadas orejas, por suerte su compañero de travesuras también era perseverante, y es que, si los adultos no planeaban decirles nada, ellos lo averiguarían por sí mismos, y vaya que eran buenos en eso.

Su ducha no fue realmente larga, y es que mentalmente se recriminaba que no podía perder el tiempo. Mientras buscaba algo que ponerse recordó algo importante, ¡no había puesto a cargar su teléfono la noche anterior! Golpeó su frente con la palma de su mano, se sentía como un idiota, de seguro Jeongguk trató de contactarlo y él dormía babeando su almohada.

A medio vestir procuró enchufar el aparato a la corriente hasta que la pantalla brilló indicando que comenzaba a recuperar su batería. Exhalando con suavidad buscó las prendas que le faltaban para acabar su atuendo y finalmente bajar a tomar desayuno, era temprano después de todo, y necesitaba energía para la siguiente fase del plan.

Su cola se ondeó con extrañeza a medida que se acercaba a la cocina de su hogar, sacudiendo sus orejas al escuchar a sus padres reír.

–¿Papá Nam, papá Seokjin? – Preguntó casi para sí mismo, asomando su cabeza por el marco de la puerta.

Los adultos Kim se encontraban en su mundo, dándose empujones melosos y robándose castos besos a medida que preparaban algo sencillo para comer.

–Oh, Tata. – El moreno fue el primero en notar al adolescente, entregándole su sonrisa de hoyuelos. – Llegaste justo para que los tres tomemos desayuno. –

--De seguro lloverá hoy. – Comentó el de hombros anchos para soltar una carcajada e ir en búsqueda de otro plato el cual poner en la mesa. – Porque no hay otra explicación para que estés de pie tan temprano. –

Y todo se volvía aún más extraño ¿Y si seguía durmiendo? ¿O tal vez todos los problemas anteriores fueron parte de un muy largo y desastroso sueño? ¿Una pesadilla quizás? ¡¿Y si estaba en coma?! Gruñó frunciendo el ceño, perdiéndose en sus pensamientos, hasta que el médico se cruzó de brazos, acercándose a él.

–Ya te he dicho que no gruñas en mi cocina, Kim Taehyung. –

Sobresaltando, el felino asintió, sacándole una corta risilla a su otro padre.

–Si te enojas mucho, te arrugarás, Jinnie. – Advirtió el moreno.

–¡Namjoonie! – Volteó el mayor algo indignado.

–Son bromas. – Comentó el docente con diversión para guiñarle un ojo. – Siempre serás el hombre más guapo del mundo. –

Y tras ello los mayores volvieron a reír con suavidad, aproximándose para unir sus labios en un dulce beso. Taehyung reaccionó y caminó hasta el refrigerador para sacar la leche, ya no estaba seguro de absolutamente nada, pero debía dejar aquello y concentrarse. Lo bueno de aquello es que, al compartir con sus padres podría usar sus encantos para poder salir sin que pregunten demasiado, no pondría en riesgo el plan maestro.

–No hagan esas cosas en la cocina. – Abrazándose a su cartón de lácteo, el peligris frunció el ceño, pues al voltear los Kim se mantenían abrazados juntando sus narices un beso esquimal. – Si yo no puedo gruñir en la cocina, ustedes no pueden besuquearse. –

Namjoon curvó sus labios en una sonrisa para negar un par de veces y soltar a su esposo, levantando sus manos en señal de rendición.

–Bien, bien. –

–No puedo creer que mi propio hijo me haga esto. – Seokjin resopló cruzándose de brazos.


🐾🐾🐾🐾🐾


Yoongi no tenía la menor idea de a qué hora había llegado el conejo, ni el estado en que había cruzado la puerta, tampoco estaba seguro de la cantidad de hojas que había arrancado de su libreta de composiciones, o cuantos arreglos le había efectuado ya a esa jodida melodía, pero si de algo estaba completamente seguro es que no había podido dormir ni una mísera hora en toda la maldita noche y su humor estaba del asco.

Con el ceño fruncido, lavó su rostro con el agua tan fría que hasta sus manos se pusieron moradas. De todas formas, sus ojos continuaron hinchados y con aquellas bolsas debajo de sus ojos. De seguro si alguno de los especímenes que tenía por compañeros de trabajo lo verían se burlarían de él... o tal vez no, él se encargaría de que eso no ocurriese.

Se lavó los dientes para quitar el amargo sabor del café de su paladar y sin preocuparse de darse una ducha o siquiera de cambiar sus ropas, salió del estudio, hacia el salón de su morada.

Sus pasos se detuvieron en cuanto sintió que su móvil vibraba en uno de sus bolsillos. Genial.

–¿Qué? – Respondió secamente el de cabellos celestes.

–Sí, buenos días, yo también estoy de maravilla, Yoongi. –

–Mira, Zico, es demasiado temprano para que me vengas a joder la existencia. Te dije que lo estoy pensando, por la mierda deja de ser tan insistente. –

Un suspiro se escuchó del otro lado de la línea, y el silencio se propagó por unos instantes.

–Bien, lo siento. – Dijo el otro compositor. – Es sólo que quiero saber que en verdad lo estés considerando. Ya sabes, sería bueno que prepares algunas pistas sólo en caso de... –

–Si te interesa tanto este trabajo de mierda, tómalo tú y deja de molestar. – Gruñó Min. 

–Sabes que no se trata de eso. –

– Entonces sé un maldito ser viviente normal y espera hasta mañana. –

–Bien...– Zico suspiró. – De todas formas no te llamaba por eso. –

–¿Qué mierda quieres entonces? –

–Donghyuk te necesita aquí y antes de que me preguntes para qué, no tengo idea, pero se veía bastante molesto y desesperado. –

–Mierda. – Obviamente, su día iniciaba maravillosamente, ¿no? – Ahora voy. –

I'm gonna bite you [ KookMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora