Abuelos...

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Amapola
Siempre fui huérfana de abuelos. Tal vez por eso adopté a los tuyos, para engañar a ese agujero.
Tu tuviste la dicha de conocerlos, de disfrutar de ellos y de yapa Dios te regaló una bisabuela que supo estar chocha con su primer bisnieta.
¡Ay Amapola! Qué bendición tenerlos vivos y ver cómo con amor te tocan.
Mi madre se vino un mes para acompañarme y oficiar de madre y abuela. Te tejía camperitas, zapatitos y manoplas. Dejó todo a un lado para acompañarme en esta experiencia maravillosa, la de ser madre y esposa. Siempre está presente aunque 90km de distancia se interponga y yo no sea tan mimosa.
Tu abuela Gladys, qué mujer maravillosa! En ella encontré una amiga, un tesoro que pocas veces toca. Al ser por primera vez abuela te dio todas las mañas que quizás no a todos los bebés les toca. Y sigue al pie del cañón, a tu lado, conteniéndote y haciendo más de lo que toca.
Tus abuelos, aunque no tanto (tal vez por la enseñanza en la que fueron criados) están atentos por si algo les toca. Te acompañan con algún reto, pero siempre están ahí, con la mano extendida para evitarte alguna caída y de yapa algunos "pesitos" que tú bien guardas y administras.
Y la Mamma.. Un ángel que te cuida el alma.
Ay Amapola! Qué dicha la tuya de ser nieta y saber que tienes los mejores abuelos que no a todos les toca... Qué dicha la tuya al saberte tan amada.

Cartas a mi Amapola#fictionalworldawards2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora