Amapola
Nuestros juegos favoritos eran trepar a los árboles, corríamos como locas para agarrar los más grandes. Subíamos con destreza y desde la cima mirábamos las calles, los techos de las casas y la tranquilidad de las tardes.
Trepar al techo del galpón, era también todo un arte, entre las ramas de la cina-cina, hacíamos malabares. Y arrancar, sin permiso, las uvas de la vecina, eso sí que era osadía, enfrentarnos a ella y a su perorata que duraba tooodaaa la tarde.
Saltábamos por la ventana y corríamos a la plaza de deportes, en plena siesta y sin permiso de nadie. Hasta el día en que a mamá llamaron porque Gaby se había lastimado.
Pobre mamá que diablillos Dios le había mandado. Pero no conforme, hermanas nos siguió dando... y Llegaron dos más para seguir peleando.
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Cartas a mi Amapola#fictionalworldawards2019
PoesíaMi Amapola roja... te regalo mi vida en palabras. espero, al leerme, sepas que fue escrita con amor que nadie borra, con ese amor que trasciende el tiempo y el espacio, porque ese amor de madre es inherente a nosotras.