Amapola
Crecí siendo una niña complicada de carácter, eso decían mis padres, pero feliz, rodeada de hermanas, vecinos y primos, parientes postizos y amigos sin fin.
Recuerdo mis días de escuela, tímida y callada hasta que me buscaban, y ahí sí me encontraban. Amaba leer y escribir y recuerdo patente cuando a escondidas de mi maestra de primero, debajo de aquel banco comencé a copiar mi nombre para poderlo escribir, eran los primeros días de clase y ya un reto me ligué, "los niños aún no escriben solos sus nombres" y yo no debía aprender. Lloraba por mi maestra María Elisa, ella sí sabía comprender, pero jardinera había quedado atrás y yo debía seguir. Igual me salí con la mía y orgullosa nombre y apellido hasta en las paredes solía escribir.
También recuerdo a mi maestra de cuarto, ¡qué noble mujer! Ahí me di cuenta de lo que un maestro es capaz de hacer, marcar una vida para bien o hundirla sin fin. La amaba infinitamente y ahí fue cuando me perfeccioné, comencé a leer como ella y desde ese día todos los poemas recité.
Qué tiempos aquellos, ¡Quién pudiera volver, disfrutar de ser niño! Te aseguro que ya no soñaría con querer ser grande, crecer... crecer.
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Cartas a mi Amapola#fictionalworldawards2019
PoetryMi Amapola roja... te regalo mi vida en palabras. espero, al leerme, sepas que fue escrita con amor que nadie borra, con ese amor que trasciende el tiempo y el espacio, porque ese amor de madre es inherente a nosotras.