Amapola
No es fácil ser madre, nadie nos enseña, ni siquiera hay una receta. Dicen que el instinto ya lo traemos en la sangre, tal vez sea cierto, pero te aseguro que no es fácil ser madre.
Recuerdo el día en que supimos que seríamos padres. Me hice un test de embarazo y casi muero del susto cuando las dos rayas rojas colorearon la tarde. Tu padre emocionado lloraba y yo no sabía ni lo que me esperaba. No me diste ningún trabajo, solo un enorme sueño me atacaba, me dormía sentada, mientras tu crecías a paso lento en mis entrañas. Tu padre emocionado, te hablaba y te cantaba, te acariciaba a través de mi panza 'para que supieras que él ahí estaba.
Todos anunciaban que serías varón, me hicieron la prueba de cuchara y el tenedor, la del hilo y el anillo, se fijaban en la forma de mi panza y si mi cara tenía algún color. Yo no sabía que esperaba, no intuía lo que se gestaba. Sólo tu padre afirmaba que eras nena y como tal te hablaba.
Naciste una mañana de abril, por cesárea. Yo te vi a la noche, envuelta en mantas y toda arrebolada, con los ojos muy grandes y fija la mirada. Eras una bebé hermosa, delicada, tallada a mano y con amor en cada cincelada. Eras una obra de arte, la más fina y apreciada, de incalculable valor por la perfección de ese amor, de ese amor de 3 kilos 100 de la más pura ilusión.
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Cartas a mi Amapola#fictionalworldawards2019
شِعرMi Amapola roja... te regalo mi vida en palabras. espero, al leerme, sepas que fue escrita con amor que nadie borra, con ese amor que trasciende el tiempo y el espacio, porque ese amor de madre es inherente a nosotras.