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La pelimorada estaba arreglando el peluche que le había dañada a la cachorra, pero aún así estaba asustada por los dos mutantes que se fueron. Por lo que se dirigió a dónde estaba el único que podría ayudarla.

Suspiró en cuanto vio a John darle unas indicaciones a un mutante, este al verla suspiró de igual forma.—¿Ocurre algo?

—Debo hablar contigo, sé trata de Marcos...

—Escucha, Marcos es un tipo emocional. Lo que haya dicho, no lo tomes personal—le interrumpió luego de haber soltado una risa.

—No sé trata de eso. Es... Recibió una llamada de un sujeto... Algo acerca de ayudar a una familia. Se fue hace una hora.—suspiró y cerró los ojos. —Con la chica.

John se acomodó en el puesto y la mira serio.—¿Qué chica?

—La rubia... Con la que fueron a rescatarme.

—¿Qué?—pregunta levantándose de la silla preocupado y molesto. —¿Por qué no me lo dijiste?

—Porque me pidió que no lo hiciera—dice cómo si fuera lo más obvio. —Y no quería involucrar a nadie porque es peligroso. Pero pensé que estoy en deuda con su novia y ella se molestaría si él muere.

John rueda los ojos tratando de tranquilizarse, por el bien de su amigo y su ex. —Vamos.

—Oye, ¿a dónde vamos? No sabemos dónde están.

—Te encontré. Confía en mí, puedo encontrarlos.

La pelimorada sin saber qué opinar o hacer, decidió seguirlo.


°•°•°

J A D E

Rodee la fábrica por última vez, estábamos con Marcos esperando a que llegarán los Strucker. Cuando vi a lo lejos el auto, me acerqué al moreno y asiento.

—Esta despejado. Hay que hacer esto rápido, porque presiento que John ya lo sabe.

—Tú y tu rara conexión con John. —levanta la mano y le da una señal para que pueda acercarse con tranquilidad. Suspiré un poco nerviosa mirando a todos lados. Presentía que algo malo iba a salir. —Tranquila, no falta nada para ir a casa.

Asentí y miramos a los Strucker. Estaban asustados. Lo sabía por sus emociones y expresiones. Le sonreí a los chicos tratando de tranquilizarlos. —¿Están todos?

—Si, estamos todos.

Dicho esto empezamos a caminar hacia el auto que usaríamos para transportarlos. —Quiero saber qué sucederá.

—Les daremos suministros, alimento, agua, cobijas e iremos a la frontera—responde Marcos a la señora rubia. Suspiré mirando a todos lados.

—¿Ustedes pueden cruzarnos?

—La policía está en todos los caminos quizá los lleven a prisión—dijo Marcos tratando de no darle demasiada información.

—No iremos a ningún lado hasta que sepa que nos sucederá. —rodé los ojos ante la insistencia.

—Señora, no está en condiciones para negociar. O vienen con nosotros, o cada uno por su lado—dije yo girándome a verla. La señora suspiró asustada.

—Mire, conocemos gente ahí con... Habilidades. Rastrean mutantes, pero ignoran nuestros trucos. Pasamos a la gente, a veces a través del muro.

—¿Y después de eso?—pregunta está vez Reed a Marcos

Control «The gifted»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora