CAPITULO 18

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|Capítulo dieciocho|

Nos instalamos en un hotel, Niall se quedo en la habitación de enfrente.

Deje la mochila en el pequeño sillón que estaba a lado de la mesita de noche, deje el collar y el folder en la cama, de la mochila saque una toalla y todo lo que necesitaba, entre al cuarto de baño, me saqué toda la ropa y entre a la ducha.

Me tarde un largo tiempo al salir me coloque la pijama, me seque el cabello, me senté en la cama y comencé a mirar tv.

—¡__________!—Gritaron.

—¿Qué pasa?—Pregunté acercándome a la puerta

—¡Abre la puerta!—Ordeno y bufé.

—Mejor dime que quieres.—Pedí y se escuchó un suspiro de su parte.

—Sí me abres, te diré lo que quiero.—Dijo

Rodee los ojos y abrí.

—Así esta mucho mejor.—Comento entrando a la habitación.

Cerré la puerta y Niall me miro de pies a cabeza.

—No me mires así.—Dije caminando a su lado.

—Tú eres la que me provoca.—Indico.—¿Por qué no traes el collar?

—Me duche.—Expliqué y se acercó a mi.

Me tomo de la cintura y me acercó a él, me dio un beso corto en los labios, provocando sensaciones inexplicables dentro de mi.

—Nunca más te lo quites.—Dijo mirándome a los ojos.

—¿Por qué?

Se encogió de brazos y reí, camine hacia la mesita, lo tome y me lo coloqué.

—Voy a salir.

—¿Quieres que te acompañe?—Él negó con la cabeza.—Esta bien.

—Llegare tarde, no mueras si mí ¿Esta bien?

Reí y asentí, él volvió a besarme y se fue.

Cuando se fue, vi un rato más la tv, la apague y me dormí.

(…)

Desperté, ya que tocaron la puerta y cuando abrí no había nadie. Me encogí de brazos y entré de nuevo a la habitación, me quite la pijama y me coloqué unos jeans negros, un suéter ry unas vans, dejé mi cabello suelto y salí de allí.

Camine hacia la habitación de Niall, cuando estaba apunto de tocar la puerta se escucharon risas y no eran de él.

—Vamos Niall, juega conmigo un rato más.—Dijo la voz de una mujer y Niall río.

—¿Cuánto más quieres jugar?

—Hasta que ya no pueda respirar.

Ahora se escuchaba el choque de ambos labios.

Me aleje de allí y entre a mi habitación, me senté en el extremo de la cama y comencé a mirar el piso, no estaba llorando, estaba confundida, sí eso. Estaba confundida. Él y yo no éramos nada, pero me sentía “traicionada” ¿Y esos besos? ¿Y esas caricias? Al parecer para él no significo nada.

Era un mentiroso, un maldito mentiroso.

Suspire con pesadez, me levante, metí mis cosas dentro de la mochila, tome el folder y salí de nuevo, toqué la puerta y dentro de unos segundos el rubio apareció sonriéndome.

—¿Qué pasa pequeña?—Saludo.

Le entregue el folder y lo mire a los ojos.

—Toma.—Dije fríamente y el frunció el ceño.

—¿Por qué me los das?

—Ya no quiero trabajar contigo, y si es necesario renunciar a la agencia por ti, lo haré.

—¿A que te refieres?

—¡No te hagas el desentendido!—Grite con odio.—¡Eres un mentiroso! ¿Acaso le dices lo mismo a cada chica que ves? ¡Maldito el día en que te conocí!

Me di la vuelta y recordé que aún tenía algo suyo, regrese y jalé el collar, la cadena se rompió por la mitad y lo tiré al suelo.

—Te odio Horan.—Dije por último y me di la vuelta.

Sentí mi rostro mojado y me di cuenta que estaba llorando, seque las lagrimas y avance por el pasillo, me detuve cuando di la vuelta y comencé a sollozar, me senté en el piso y cubrí mi rostro con ambas manos.

Esto estaba mal, yo no lloraba.

Pero acababa de descubrir algo…

Me había enamorado de Niall Horan.

La Estafa PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora