CAPITULO 33

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|Capítulo treinta y tres|

Me senté en sillón extendiendo mis piernas sobre este, el rubio se sentó a mi lado colocando mis piernas encima de las suyas.

—¿Cuándo te vas?—Pregunté mirándolo.

—Creo que dentro de dos días.—Respondió.

A veces odiaba este trabajo, no tenía tiempo libre.

—Prometo que en cuanto llegue pasaré todo el rato contigo.—Dijo y sonreí.

Me acerqué a él y ahora me senté en su regazo, lo bese lentamente. Alguien abrió la puerta y me levante.

—Lo siento…—Dijeron y miré a Annabeth.—Pensé que Niall estaba solo.

Sonreí y ella también lo hizo, no estaba celoso, confiaba en Niall y esperaba que no me rompiera el corazón como lo había hecho antes. Miré al rubio y me acerqué a él.

—Te veré después.—Dije y salí de allí.

{…}

Cuando Niall regresó de su misión, al parecer algo mejor dicho alguien lo había cambiado, se la pasaba discutiendo conmigo y de vez en cuando me gritaba, ya no me llamaba “pequeña” ni siquiera me buscaba.

¿Acaso fue mi culpa? Quizá sí, porque volví a creer en él y me deje llevar por mi estúpido amor. ¿Por qué siempre me pasa esto?

Ahora mismo me encontraba junto a mi compañero en una nueva misión que nos habían asiganado.

—Catherine…—Hablé después de unos segundos y miré a Mike.

—¿Qué haremos?—Preguntó él y me mordí el labio.—Esto será difícil, digo, tenemos que ir por ese portafolio, llevarlo al aeropuerto y regresar a la agencia, pero aquí está el problema…— Dijo señalando un pequeño párrafo.—Tenemos que matar si es necesario y quiero decirte que no me gusta hacerlo.

Sonreí y alcé una ceja.

—Creí que eras valiente Clifford…—Comenté y él río.

—No molestes con eso, ahora ve por tus maletas y terminemos esto rápido…—Dijo levantándose.

{…}

Me senté en los sillones de allí y Michael se sentó a mi lado.

—¿Por qué vinimos aquí?—Preguntó gritando y noté que su cabello verde se notaba más con las luces del lugar.

Estábamos en un bar.

—Se supone que aquí viene Catherine de vez en cuando.—Contesté también gritando.

—¿Cuándo es de vez en cuando?

—Creo que hoy.—Sonreí y él rodó los ojos.

Michael pidió una cerveza y yo también. Cuando trajeron comencé a tomar una tras otra.

—_____, vas a acabar mal.—Dijo Michael en tono serio.

Hice una mueca y de pronto “Crystal Ball” de Keane comenzó a sonar por todo el lugar, tomé a Mike y lo lleve a la pista. No sabía que estaba haciendo, pero cuando comencé a mover mis caderas conforme la canción avanzaba me di cuenta que algo se apoderaba en mi cuerpo.

Miré a Michael y además de observar sus ojos verdes, sus labios captaron mi atención. Me puse de puntitas y me acerqué a él para besarlo, y cuando lo hice Michael me alejó.

—No estás en tus cinco sentidos…—Menciono tomando mi mano y sacándome del lugar.—Al parecer allí no está Catherine.—Dijo y entramos al auto.

Pero antes de que Michael arrancara me percaté de algo.

—Mike, ¿Esa no es Catherine?—Dije mirando hacia la puerta por donde habíamos salido.

—Sí…—Contestó después de unos segundos.—¿Qué hacemos?

—Bueno, yo estoy borracha y apenas puedo caminar…

—Vendremos mañana…—Confirmó y arrancó el auto

La Estafa PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora