CAPITULO 39

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|Capítulo treinta y nueve| Maratón 3/3

Salí de mi oficina y fui a la de Michael.

—¡Mike!—Salude entrando.—Mierda…—Dije mientras miraba a una chica sentada en el regazo de Michael y este estaba sin camisa, la chica casi cae si no es porque Michael la tomo por la cintura.—Lo siento tanto.—Me disculpe mientras cerraba la puerta y caminaba por todo el pasillo, cuando estuve muy lejos comencé a reír sin parar.

Me senté en suelo y recargue mi espalda contra la pared y tape mi cara mientras seguía riendo.

—¿____, estás bien?—Preguntó Grace acercándose a mí.

Quite las manos de mi cara y me mordí el labio.

—¿Qué pasa, por qué estás tan roja?—Dijo con preocupación.

Tome un poco de aire y trate de tranquilizarme.

—Iba a hablar con Michael sobre unas cosas y lo encontré en una situación bastante sucia.—Contesté y volví a reír con más fuerza.

Grace río conmigo, Niall apareció por el pasillo y cuando se percató que estaba allí se acercó.

—¿Qué pasa? Se escuchan risotadas por todo el pasillo—Comentó.

El estómago me comenzó a doler y supe entonces que tenía que parar, me levante y de nuevo tome aire.

—____ encontró a Clifford en una situación comprometedora.—Explicó Grace.

—Fue muy gracioso, lo juro.—Dije y él sonrió.

—Dios _____, estás loca.—Dijo Grace mientras me miraba seria.—Tengo que regresar a trabajar.

—¿A trabajar o a tirarte a Styles?—Pregunté alzando las cejas y ella rodo los ojos.

—¡En serio ______, algún día me harás explotar!—Grito dándose la vuelta y desapareciendo de allí.

La única persona que me hacía compañía era el rubio mal teñido.

—¿Qué pasa contigo?—Preguntó Niall mientras reía.

—Lo siento, es que no puedo parar.

El rubio me tomo por la cintura y me acorralo contra la pared, se acercó peligrosamente a mis labios pero solo beso la comisura de mis labios.

—Aquí no…—Susurró él y me mordí el labio mirándolo tentativamente.—____, no…—Acerqué mis labios a su cuello y lo mordí ligeramente, Niall soltó un gruñido.

—Uno pequeño.—Dije y succiones su cuello.—Sólo uno…

Al no recibir respuesta, seguí con mi trabajo en su cuello y quedo una pequeña marca.

—¿Por qué me haces esto?—Preguntó.

—Sólo uno.—Repetí.

Tomó mi rostro y me beso los labios, eso era quizá todo lo que necesitaba. Se alejó de mí.

—Espero que eso te alcance, no quiero que Annabeth se entere.—Hice una mueca.—Te veo después.—Dijo por último y se fue.

La Estafa PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora