CAPITULO 44

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|Capítulo cuarenta y cuatro|

El lunes llegó demasiado rápido y ahora mismo me encontraba en el pasillo viendo algunas cosas con Michael.

—Por un tiempo no podremos salir a las misiones.—Comentó e hice una mueca.—¿Qué se supone que tendremos que hacer por ahora?

—Bueno, supongo que…

—¡Niall!—Chilló Annabeth y se acercó corriendo hacia él.

Podría matarla ahora mismo con mis manos. Amaría eso.

—Tranquila, _____—Pronto lo podrás hacer.

Solté un suspiro y miré como Niall me miraba con tristeza, sabía que a él no le gradaba ni un pelo estar cerca de la persona que quiere verlo tres metros bajo tierra.

—¿Por qué tienes otro?—Preguntó ella mientras miraba su cuello con otra marca morada.

Quería gritarle que era mío y que yo había hecho eso. Apreté los puños de nuevo.

—Yo podría hacerte algo mejor.—Susurró lo suficientemente alto para que yo y Michael pudiéramos escucharlo.

Mi corazón comenzó a acelerarse.

Se acercó al rubio peligrosamente. ¡Oh, había sobre pasado los límites! Miré a Michael y comencé a ir en su dirección.

—¡______, espera!—Gritó Mike, pero no le hice caso.

Cuando estuve detrás de ella, le toque la espalda, ella soltó un gruñido y se volteó.

—¿Qué quieres Hudson? —Preguntó de mala gana mirándome a los ojos.

—Tengo dos cosas que decirte: La primera es, tienes muchos lugares privados para insinuarte con el mal teñido y segunda, ¿A quién quieres engañar? Eres una perra.

Apretó la quijada y noté como apretaba los puños.

—Ni siquiera se te ocurra golpearme.—Murmuré y me di la vuelta saliendo de allí.

—¡Eso fue increíble!—Gritó Michael mientras entraba a mi oficina.—Su cara fue la mejor, ¡____, te amo más que a mí cabello de colores! Esa zorra se lo merecía—Dijo y comencé a reír.

—No fue para tanto.—Comenté.

—No digas eso.

—Quizá se lo merecía, pero es que ya me tenía harta.—Dije y Michael río.

—Como sea, sabes que se va a vengar ¿Verdad?—Preguntó.

Eso, eso no me la había cuestionado, simplemente lo hice sin pensar. Me mordí el labio.

—Sólo hay que esperar.—Respondí y él asintió.

Niall corriendo a la oficina.

—¿Por qué hiciste eso?—Gritó enojado.—¿Sabes lo que pudo hacerte?

—Me voy.—Dijo Michael saliendo.

—Yo…

—¡___, no vuelvas a hacer eso!—Pidió y se acercó a mí.

Me abrazó y recargó su cabeza sobre la mía.

—Sí te pasa algo…

—No seas ridículo, no me pasó ni me pasará nada.—Lo escuché reír e inhale su fragancia, lo acerqué más a mí.—Es que me enoje tanto…

—Eres muy celosa.

—No, simplemente protejo lo que es mío…

La Estafa PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora