CAPITULO 36

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|Capítulo treinta y seis|

Ese día entregamos el maletín y regresamos a descansar a casa, al día siguiente fuimos a la agencia, entramos a la oficina de John.

—No mataron a Catherine…—Dijo mirando los papeles.—Creo que la voy a contactar y hablaré con ella, aparte de eso, como siempre, felicidades.—Nos miró a ambos y sonreímos.—Pueden irse.

Salimos de allí y yo fui directo a mi oficina y mientras entraba a esta me percate en el espejo de enfrente que el color se estaba cayendo, era hora de darle un retoque, así que salí y fui a la oficina de Michael.

—Mike, necesito volver a pintar mi cabello. —Dije mientras entraba.

Él levanto la mirada y se encontró con la mía, sonrió, se levantó de su silla y se dirigió hacia mí. Cuando estuvo lo suficientemente cerca tomo uno de mis mechones y lo miró con atención.

—Sí, eso creo.—Respondió.—¿Será del mismo color?—Preguntó mientras se alejaba y se acercaba a su escritorio, jaló un cajón.

—Sí.—Sacó algo de este y luego lo cerró, coloco los botes de tinte en la mesita.—¿Aquí mismo o en tú casa?

—En casa.—Dije.

—Está bien.—Sonreí y él también lo hizo.

—Te veo después.—Salí de allí.

Camine por el pasillo y luego me di la vuelta. Niall se encontraba hablando animadamente con Annabeth mientras ella se tocaba el cabello. Y entonces recordé lo que me dijo Michael, ¿En serio tendría que luchar? Pase de largo y entré a mi oficina, me senté en el sillón para dos.

Tocaron la puerta y luego la abrieron, se sentaron a mi lado y el asiento de alado se hundió.

—_____.—Susurró, Niall mientras me tocaba la mano que descansaba en el sillón.

Amaba a Niall, él era lo único que tenía y quizá a lo único que me podría aferrar, pero ¿Valdría la pena?

—Tenemos que arreglar esto.—Comentó y yo suspiré, levanté mi cabeza la cual tenía agachada, lo miré a los ojos.

—Confié tanto en ti.—Dije mientras me levantaba.

—_____, yo no hice nada con ella.—Aseguro mientras él también se levantaba.

—¿Por qué quieres hacerme esto?, ¿Por qué yo tengo que ser la que sufra por tú culpa? —Pregunté y él suspiró.

Me di la vuelta y lo miré con dolor.

—¿Era tan difícil decirme que ya no querías estar conmigo?

Levantó su mirada y sus ojos azules le brillaron.

—¡Yo no quiero estar con nadie más que no sea tú!—Grito con desesperación.

—¡Pues yo sí, ya no quiero estar contigo!, ¡Eres un maldito mentiroso!—Le culpe mientras las lágrimas comenzaban a salir.

—¿Eso es lo que en verdad quieres?

Y tenía razón ¿En verdad quería eso?

—Sí…—Contesté en un susurro.

—Está bien…—Dijo y lo último que se escuchó fue el portazo que dio antes de irse.

Me senté en el piso y comencé a sollozar.

—¡Oye _____!—Abrieron la puerta y una cabellera azul apareció.

Entró completamente a la habitación y cuando me vio, tiro los botes que traía en las manos y se acercó a mí.

—¿Estas bien?—Preguntó poniéndose de cuclillas.

—No.

—¿Qué sucedió?

—Rompí con Niall.—Contesté.

—Por eso eran los gritos.—Explicó.—Vamos, ya no estés así.—Quitó los mechones de cabello que tenía en la frente y quito las lágrimas que había en mi rostro.

Me ayudo a levantarme.

—Venía a decirte que quería hacerte una propuesta.—Dijo emocionado.—¿Qué te parece si te pintamos el cabello de rosa claro?

Reí ante su emoción.

—Está bien.

Quizá el chico de cabello de colores me ayudaría a olvidar a Niall.

La Estafa PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora