CAPITULO 35

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|Capítulo treinta y cinco|

Mientras salía del baño limpie mis lágrimas y comencé a caminar hasta la mesa, y en el camino me topé con alguien conocido.

Catherine y su ejército de guaruras se abrieron paso entre la gente, miré hacia donde se dirigían y se metieron a una puerta negro, llevaba un portafolio negro, debía ser lo que estábamos buscando.

Fui directo hacia la mesa y Michael estaba jugando con su móvil, notó mi presencia, se levantó y se acercó a mí.

—¿Te encuentras bien?—Preguntó mirándome al rostro.

—Eso no importa, Catherine está aquí, la vi pasar hace unos segundos.—Contesté.

—¿Lleva gente?

—Cuatro hombres y están armados.—Informe.

—¿Hacia dónde se fueron?

—Se metieron a una puerta negra.

—Bueno, vamos.—Dijo y tomo su chaqueta.

Fui delante de él, al llegar, giré la perilla y esta abrió la puerta. Sin que nadie nos viera entramos al lugar, tenía dos pasillos.

—Nos tenemos que separar.—Comunicó y asentí con la cabeza.

—De tantos colores que hay en este mundo justamente eliges el rosa fuerte…—Él río.

Fui por el lado derecho y él por el izquierdo. Lentamente camine por el pasillo, cuando miré hacia el otro extremo Michael había desaparecido, solo esperaba que no llamara la atención aunque eso era imposible.

El pasillo a otra enorme y con dos puerta, fui hasta una de ellas, al no escuchar nada giré la perilla, la puerta se abrió y saqué mi arma. Despejado. Justo en ese momento la otra puerta de en medio se abrió, me escondí detrás de la puerta.

—Un chico de cabello rosa, repito, un chico de cabello rosa ha matado a cinco de nosotros.—Informaron por el radio mientras la persona que estaba allí corría por todo el pasillo, y lo supe porque se escuchaba el rechinar de su zapatos contra el suelo.

Corrí detrás de él, lo vi pasar hacia la izquierda, lo seguía muy cerca, gracias a dios sabía correr bastante bien. Cuando se detuvo apunte con mi arma, apreté el gatillo y segundos después cayó al piso, me acerqué a él, le saqué el radio y seguí avanzando.

Mientras caminaba, se escucharon disparos, seguí avanzando sin detenerme, di la vuelta y escuché gritos:

—¡Vamos sígame!—Pidieron y me escondí en una de las habitaciones, Catherine y dos hombres pasaron, salí de allí, ellos iban corriendo y ella seguía con el portafolio en las manos.

Iban a una gran distancia, corrí los más que pude, salieron por la puerta y el radio sonó.

—Llevamos a la mujer con nosotros, nos vamos.

Corrí más fuerte, logré alcanzarlos en la salida.

Sentía adrenalina correr por mi cuerpo y mi respiración se entrecortaba.

Apunte hacia uno de ellos, apreté de nuevo el gatillo y cayó al suelo. Luego el otro tomo el portafolio y huyo dejando a la mujer sola. Fui tras el hombre y este se estaba subiendo al auto. Disparé hacia sus llantas. Luego salió del auto con un arma.

—Suelta tú arma.—Pidió y yo negué.

—Pero primero me das el portafolio.—Respondí y él río descaradamente.

—Tú no me dices que hacer niñita.—Dijo.

—No me llames así.—Contesté y miré una cabellera color rosa detrás de él.

—¿Por qué no?

—Porque si yo lo soy, tú eres un bastardo.—Acto seguido, se escuchó un disparo, me agaché y él hombre termino tendido en el pavimento.

Michael se acercó, me levanté, entramos al auto por el portafolio y luego fuimos hacia el nuestro. Arranco el auto.

—¿Te hirieron?—Pregunté mientras tomaba agua de la botella que había dejado en el auto.

Me enseño un moratón su rostro y yo hice una mueca.

—Por ahora solo tenemos que llevar a este bebé al aeropuerto.—Dijo tocando el portafolio que descansaba en sus piernas.

—¿Desde cuando llamas ‘bebé’ a los portafolios?—Pregunté riendo.

—Desde siempre.—Respondió sonriendo.

Mi móvil comenzó a sonar, era Niall otra vez.

—¿Qué pasa?

—Pelee con él.—Contesté.

—¿Por eso traías los ojos hinchados?—Preguntó y yo asentí con la cabeza.—Arreglaran las cosas, por cierto, ¿Quién es tú novio?

—Niall Horan.—Dije y Michael abrió mucho los ojos.

—¿Horan, eh? Annabeth es una perra, ella arruinó mi relación.—Comentó.

—¿En serio?—Pregunté mientras lo miraba con intriga.

—Sí, digamos que ella comenzó a decirle a mi ex que yo tenía algo con Annabeth, pero era falso, en mi vida le toque. Sí, también la conozco desde hace tiempo.—hice una mueca.—No dejes que ella haga lo mismo contigo.—Sugirió y asentí con la cabeza.

La Estafa PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora