IV

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                                                                                                                       2016

En un inicio Rebecca había concluido que el panorama con Andy era el mismo que con Élise. Que eran dos mujeres con actuaciones opuestas sobre una misma situación. Con la primera, porque amaban resignadas al silencio y con la rubia, porque tenían la misma carrera. Por eso no comprendía a ninguna de las dos, porque pensaba en cómo ella actuaría y actuaba en su lugar, pero perdió el enfoque al centrarse en la situación cuando debía haberlo hecho en aquello que impulsaba sus acciones. En la pasión y modo de pensar de cada cual reside la respuesta que buscaba y como todos somos universos personalizados, no podemos someter a nadie al "hubiera" propio. Ese hubiera tampoco existe.
Andy vivía por el bienestar de su amada y creía saber qué era lo correcto para evitar su padecer. Ante esta filosofía actuaba ciegamente, tal vez se equivocaba, pero ella hacía lo que sentía correcto. Y Élise.... vivió intentando ser aceptada en algún sitio, y aunque tuviese que dejar de ser fiel con ella misma, si creía estar logrando su objetivo, nadie la haría cambiar de opinión. Aunque no por lo que Becca creía, sí era el mismo esquema. Dos mujeres necias a las que difícilmente haría cambiar de opinión porque las personas que se transforman, lo hacen solas, no por experiencias ajenas. Y ella ya lo aceptaba (aunque demoró en hacerlo), sintió que en un año no había conseguido que Élise evolucionara y se aceptara a sí misma orgánicamente. Con Andy no estaba siendo diferente... Hiciera lo que hiciera no lograba convencerla de que recuperara su relación. Y quizás ese era su error: intentar modificar aquello que ama por su intacta esencia.
Decidida a no transformar las cosas erráticas al cambio, abandonó la idea de cambiar el desenlace a esa historia ajena... Su papel de celestina también nació condenado al fracaso pero no podía aceptar que aquellos que están obligados a enamorarse no puedan permanecer juntos; por lo que se guardó la idea de que Andy, como Élise, simplemente era otra de esas personas que les gusta vestirse a sí mimas de víctima y verdugo, por mucho que le doliera
Se encontraba en medio de la promoción de la nueva película “The story” y no dejaba de pensar en que a esas alturas, un año atrás, estaba con ella. Que aquellas pesadas horas de entrevistas, sesiones de fotos, ruedas de prensa, viajes y entregas de premios, a su lado pasaron volando. Que nunca amó tanto hacer las alfombras rojas hasta que lo hizo de su mano... Que aquel año, aunque obtuvo su segundo premio Óscar, Élise fue su mayor premio, lo que no dudó en mencionar en el discurso. Había explicado que sin ella no estaría allí, porque conocerla y trabajar a su lado, le había cambiado la vida, porque ella le presentó al amor en sus mejores galas –claro, esto último lo omitió–.
―Al final tuvieron éxito con su eslogan, chicos ―había dicho jocosa la joven desde el escenario vistiendo un vestido azul cielo hasta lo tobillos―. Consiguieron unirnos más de lo que cualquiera podría imaginar... Supongo que eso es lo que hace el arte. Así que, gracias por la oportunidad, por soportarnos taaanto y gracias al arte.
La australiana de hecho, sí había cambiado su vida. Desde que la había conocido, la joven había dejado las fiestas, las irracionales cantidades de alcohol y las amistades que solo se presentaban si le veían una sonrisa en el rostro. Parecía absurdo aquel bienestar prefabricado después de probar el real. Ese que tuvo con ella. Durante el cual descubrió haberse equivocado pensando que lo que rimaba con “amar” era: construcción, comodidad, estabilidad o armonía, como aseguraba Adhara. Porque su amor se componía de enojos con caricias, pleitos a abrazos, homicidios a cosquillas y devorarse a besos. Y lo único que le faltó para alcanzar la perfección, fue ser inmortal. Pues en el amor tienen la mala manía de explotarnos las utopías, el mismo que las pintó... y ella no fue la excepción a la regla.
Becca de camino a una entrevista recibió la notificación de que Andy había actualizado el blog. Desde que comenzaron a hablar se había dado cuenta de que Andy cada vez escribía menos en el blog y a ella se le iba haciendo más y más complicado leerlo, pero continuaba haciéndolo para no perderse nada de su vida.
Amaban ese refugio de la vida, ese espacio en el tiempo donde podían sentirse extrañamente más cerca que de cualquier otro ser humano a su alrededor. Becca creía que el mundo no las podría invadir al borde de la realidad... Pero sí pudo, y fue una completa sorpresa para ella que el tránsito lo permitiera la misma Andy en su última carta.

Tras bastidores | Completa | Temática LésbicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora