El acuariano llevaba unos minutos esperando, para ser exactos, llevaba 30 minutos esperando; suficientes como para que la droga corriera por el sistema nervioso de Milo.
Estaba impaciente, ya quería ir con su amado, pero... ¿Cómo lo haría con él si Shura estaba ahí?, debía idear algo... rápidamente.
–¡Bonjour, Camus!
–Ya te he dicho que el francés no te sale, Afrodita. –Sí, no podía dejar que sus pensamientos perturbaran su faceta seria y fría.
–Ay, que malo eres.
–¿Cuándo madurarás?
–No lo sé –Sonrió–. Pero no vine a hablarte de mi inmadurez...
–¿Entonces?
–Pues... recuerdas... que te había dicho que confesaría mis sentimientos a... ya sabes... –Se sonrojó.
–Si, ¿Qué con eso?
–Pues... hace rato que no lo veo... ¿No sabes dónde podría estar?
Camus tiene una mente muy abstracta, no se sabe lo que puede pasar después. Ahora el galo vio una oportunidad, de ayudarse y... "ayudar" a su compañero.
–Dita... somos amigos, ¿verdad?
–Por supuesto, Camus, ¿Por qué lo preguntas?
–Pues... yo sé dónde está Shura, pero... necesito que no lo digas a nadie.
–¿Por qué?
–Em... –Pero qué faceta, era difícil mantenerla con el pisciano. Ahora el francés tenía un rostro lleno de temor– supongo que recuerdas que tenía un plan para atraer a Milo.
–Si, ¿Y?
–Bueno... lo apliqué, pero tu novio se interpuso, y tuve que sellarle la boca.
–¡¿Lo mataste?!
–¡No!, no podría hacerte eso... –Suspiró pesadamente, intentando calmarse– Lo llevé con Milo, está con él.
–Entonces encerraste a mi Shura con tú Milo, pero qué...
–Idiota. Si, lo sé.
–No, ¡Pero que genialidad!
–¿Eh?
–Ahora los chicos que amamos están a tu merced, ¡Eres increíble! –El rostro del piscis de iluminó perversamente.
–Seguro...
–¿Me llevarás con él ahora?
–Si... pero recuerda, debes estar callado.
Dicen que grandes mentes piensan igual, y lo mismo del otro lado de la moneda, el piscis era mejor amigo del francés, ¿Qué podemos esperar?
Camus llevó a Afrodita a la entrada del túnel, caminaron hasta llegar a la habitación y abrieron la puerta.
–¡¿Qué diablos está pasando aquí?! –dijeron al unísono el Acuario y el Piscis.
Verán...
Milo estaba...
Encima de Shura.
Flashback
El galo había salido de la habitación, el español se cambió de ropa y se sentó junto al escorpión para comer juntos.
–Vaya... no creí que Camus cocinara tan bien.
–Lo sé Shura, su comida es deliciosa. –Sonrió.
–Oye, ya que voy a estar un tiempo aquí... podríamos seguir con las clases de español –habló, buscando el lado bueno de la situación, algo raro en él.
–Ah, por supuesto.
El capricornio inició sus lecciones. Llevaban alrededor de 25 minutos, cuando Milo interrumpió a Shura.
–Ah... españolito...
–¿Hm?
–Hace mucho calor...
–¿De qué hablas? –Lo miró con extrañeza–, no hace calor.
–Pues yo... ah... tengo calor... –Comenzó a mover su playera, a modo de hacer un poco de aire en su pecho.
–Estás loco.
–Ah... Shura... –Colocó su dedo índice en los labios del español– ¿Sabías que eres muy atractivo?
–¿Qué? Estás asustándome... –Alejó su mano.
–Hum... Shura...
–Milo, ya basta –Se levantó y frunció el ceño–, no es gracioso.
–¡Quiero! –Con una mano tocó el miembro del capricornio y con la otra lo sostuvo de la muñeca– ¡Dame!
–¡Suéltame, Milo!
–¡No! –Lo tiró en la "cama" de madera y se montó sobre Shura, para luego comenzar a besarlo en el cuerpo y desnudarlo desesperadamente.
–¡¿Qué diablos está pasando aquí?!
Fin del Flashback
–¡Milo! ¡Suéltalo! –Camus se había confundido.
–¡Amor! –Escorpio bajó de Shura y de la cama, para intentar abalanzarse sobre el francés, pero las cadenas lo detuvieron.
–Afrodita, lleva a Shura a esa esquina, yo detendré a Milo.
–Si.
El sueco hizo lo ordenado; pero cuando Camus se acercó al octavo guardián, este lo jaló y acostó inmediatamente en la cama, con una acción hábil ya se encontraba entre las piernas del acuariano, hacía movimientos parecidos a embestidas. Su erecto miembro ya quería entrar en su "novio".
–Ah... M-Milo... d-déjame... suéltame...
–No –Devoró sus labios en un ardiente beso.
–¡Que me sueltes! –Un fuerte golpe fue a dar a la cabeza del griego.
–¡Ay! –Acarició la zona herida– ¿Por qué me golpeas, amor?
–Porque cuando yo te lo ordene me vas a soltar.
Milo hizo un puchero. Camus lo dejó sentado sobre la cama, luego se dirigió a donde estaban el Piscis y el español, se acercó al oído del sueco.
–Dale esto a Shura –susurró y entregó un frasco.
–¿Qué es esto?
–Te dije que había drogado a Milo, ¿no?
–¿Quieres que...?
–Si. –Sonrió– Verás, el efecto de tal droga es irreversible, solo se quita dando al cuerpo lo que quiere.
–Eh...
–¿Lo quieres o no?
–Si... si...
La droga fue puesta en manos de Afrodita para que posteriormente la diera al español.
ESTÁS LEYENDO
¡Secuestrado en la Casa de Acuario!
FanficCamus se ha obsesionado con Milo, por eso lleva gran tiempo buscando una manera de hacer que el Escorpio lo ame. Logra idear un plan pero... ¿Funcionará?