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—Uhmm..yo..n..no recuerdo que estuviésemos...en algo—sonreí nerviosa.

—Deja de querer escapar Jihan...—acarició mi mejilla con su mano libre.

—Escapar...?—moví el rostro para que dejara de acariciarme.

—De todos modos serás mía—me susurro en el cuello haciendo que me estremeciera ante la sensación.

Dejo un beso húmedo en este, ocasionando que soltara un pequeño jadeo.

—Quiero que gimas para mi, bebé...—continuo besando mi cuello y yo trataba con todas mis fuerzas de no volverme loca.

—Para...—dije con un hilo de voz.

Baje mis brazos de encima de mi cabeza y traté de empujarlo, pero justo cuando estaba por hacerlo los tomo con el doble de fuerza que uso en un inicio y los volvió a poner encima de mi cabeza.

—Odio que me desobedezcan.—volvió a aplicar fuerza sobre estos marcando Bien claro el lugar donde deberían de estar— Quedo claro?

Respondí con una muestra de desagrado. Este tipo sí que era molesto.

—QUEDÓ CLARO?—alzó la voz haciendo que me sobresaltara.

—S..si—dije tratando de evitar el contacto visual.

—Si que?—dijo firme.

¿¿A que mierda se refiere con eso??

—Pues que si quedó claro idiota!—respondí.

En ese momento sentí como introducio de golpe uno de sus dedos dentro de mi intimidad haciendo que soltara un gemido.

—Si que?!—elevó la voz a la par que introducía su dedo con fuerza dentro de mi uña y otra vez.

Comencé a gemir, el placer y la locura se apoderaban de mi cuerpo. Se fuerte Jihan resiste.

—P..pues qué quieres...que...ahh..te diga?!—le reclame entre gemidos.

Sonrió de lado, sin separar la mirada de mi rostro en ningún momento. ¿Tendré algo en la cara?

—Dime Profesor.—ordenó.

¿Que es esto?Pensé. Lo miré extrañada, aunque tiene razón, que irónico.

—Si que?—volvió a repetir introduciendo con más fuerza su dedo.

—Ahhh!—gemí— Si profesor!

Vi como sonrió complacido a la vez que salía de dentro mío, se quitó de encima mío y se puso en una de las esquinas de mi cama, me tomó por el cabello y me jalo hasta quedar frente a él, pero yo estaba sobre la cama acostada, ósea...su miembro viril quedaba justo en mi rostro.

—Tu turno—me dedico una sonrisa de lado.

—Y..yo no...no se—me encogí de hombros.

—Yo te enseñaré, por algo soy tu maestro.

Oh mierda! Es verdad, era mi maestro!  Cosa que me molestó pues sentía que se estaba aprovechando de mi.

—Ni sueñes que lo haré, mejor lárgate antes de que te parta la cara—me levante sobre la cama y lo miré desafiante.

Me abrazo por la cintura e hizo un puchero con sus labios.

l ɴ ɴ ø c ᴇ ɴ т   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora