9. La pelea

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-¿Qué? Yo no te odio...

No dije nada y levanté toda la ropa que pude para salir rápido de allí. La solté enseguida cuando sentí que me quedaba ciega.

-¡Iugh! Asco, asco...-no era broma, me ardían los ojos y el rostro en verdad.

Parecía que aquella ropa, él la había usado muy frecuentemente a propósito. Era como si hubiese dado más de 7 conciertos en un día toda la semana. Horrible y asqueroso.

Adde rió. Luego se levanto y se acercó a mí.

-Es una broma ¿Verdad? No puede estar tan sucia... -tomó una remera y la olfateó.

Craso error. Veía cómo se restregaba el rostro desesperadamente, como si quisiese sacarse la nariz, pero no podía. Comencé a reír con fuerza y después de que prácticamente inhaló el primer perfume que encontró, me fulminó con la mirada.

-No es gracioso-espetó. Yo reí más.

-¡Si que lo es! Casi te mueres con tu propia ropa sucia.

-¿Ah si? -dijo él con malicia, lo miré y veía como tomaba una de sus remeras y me la arrojaba al rostro. Pude esquivarla a tiempo, pero no había visto que me había lanzado otra detrás de la primera.

-¡Basta! -grité y se la devolví. Él la atrapó y volvió a arrojármela -Listo, ya está. No juego más, Adde.

Adam se quedó mirándome con otra camiseta en la mano y tuve que prestarle bastante atención para no recibirla en mi cara de nuevo. Pero perdía la paciencia y Mariel precisaba esa ropa que desesperadamente necesitaban por lo menos 5 lavados seguidos. Al final me la arrojó al rostro y eso hizo que me enfadara.

Tiré la remera a un lado y me acerqué a él con el rostro amenazante; se sintió intimidado y retrocedió. Lo miré fijamente a los ojos y eso lo atrapó por completo. Y mientras nos mirábamos tomé la almohada de su cama y comencé a golpearlo con ella.

-¡Eres un idiota! Te dije que no jugaba más... -cayó en la cama, yo me subí encima y seguí golpeándolo en el rostro- ¡Te avisé que no jugaba más!

-Espera, Lu... -yo no me detuve-¡Lo siento! -escuché que dijo entre los golpes, aún asi no me detuve porque se reía. -Él es..él es... -señalaba algo a su lado, pero no le prestaba atención. -¡Él es Davis!

-¿Qué? -dejé de golpearlo y miré hacia su laptop. Un chico de ojos muy verdes y pelo negro estaba en la pantalla descostillándose de la risa. Esa era la voz que había oído antes. Adam estaba hablando con su amigo por videollamada. Mientras yo golpeaba a Adde, se reprimió un momento y me saludó con la mano sin poder hablar -¿Davis? ¿El actor?

Adam levantó la cabeza a la altura de la pequeña camarita, ubicada dentro de la laptop y le sonrió a Davis todo despeinado. Le dí otro almohadazo y cayó otra vez tapándose el rostro.

-Hola...Davis -dije mientras seguía golpeándolo- Tu amigo...pretende...que yo...tenga vergüenza porque estás tú...y deje...de golpearlo...Pero ¿Sabes qué haré? -con una mano alejé la laptop- alejaré esto...un poco más..asi no se golpea...¿Te parece?

-Me parece genial, emm...

-Lucy... puedes llamarme Lu.

-¿Lucy? Es un bonito nombre.

-Gracias. -le sonreí. Y Adam aprovechó esa distracción que tuve para quitarme la almohada y, con fuerza y agilidad me dió vuelta.

Terminé con él arriba mío sosteniendo mis brazos con las rodillas. Pegué un grito ahogado y en el segundo me dí cuenta de la posición extraña en la que estábamos.

Persiguiendo Un SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora