3. ¿Sorpresa?

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El despertador sonó como todos los días a las seis de la mañana. Bostecé, me estiré y me di vuelta para seguir durmiendo. Veinte minutos después volvió a sonar la alarma y esa vez me levanté. Me vestí con pesar, pero rápido porque hacía mucho frío y me encerré en el baño quince minutos más, donde me lavé los dientes, la cara y me peiné. Salí y bebí el café con leche que me había preparado mi papá cuando entré al baño. De mientras, preparé los papeles en una carpeta y lo puse en la mochila. Me maquillé un poco, me puse perfume, me abrigué y salí a tomar el tren.

Un señor me brindó su asiento junto a la ventanilla. Me senté contenta y mientras oía música encendí el celular. Recibí como tres mensajes de Nick y uno de Adam.

A decir verdad, el día que Yas y yo salimos con los Jones, fue el último día que los vimos. Tuvieron que seguir con su gira mundial y volaron hacia Chile la misma tarde que Adam me dejó en la puerta de mi casa. Mi teoría es que durmieron unas horas y se tomaron el primer vuelo que salió.

Contesté sus mensajes lo más rápido que pude y sonreí.

Desde que se fueron no pararon de mandar mensajes y llamar a altas horas de la noche. Normalmente, Nick llamaría a Yas si ella tan solo supiera hablar inglés, pero al ser su traductora, primero me manda los mensajes a mí, para traducírselos al español, se lo reenvío y él se los envía a mi prima, quien con cada mensaje muere de amor. Si tan sólo vieran los mensajes que él escribe, estarían sufriendo y fingiendo que esos mensajes es para una misma, conmigo. Cualquier fanática que conociera un poco a Nick, sabrá que es la persona más romántica que existe, y que sus palabras son profundas y llenas de significado. Por eso mismo, yo me exaltaba con cada mensaje de él para Yas y luego mi corazón comenzaba a doler.

Por suerte, jamás dolía lo suficiente, porque Adam intervenía siempre. Ya sea con un mensaje de texto o llamándome. Hablábamos mucho y hacía chistes todo el tiempo, lo cual era reconfortante para mi. Todavía no dejaba de ser verdad que él me desconecta de todo y de todos, me hacía mucho bien que él estuviera presente de alguna forma.

Guardé el celular en el bolsillo y comenzó a sonar. Puse los ojos en blanco y lo saqué atendiendo por los manos libres.

-¿Hola?

-Buenas noches, señorita.

Reí, la voz de Adam trataba de ser más varonil de lo que era.

-Querrás decir "Buenos días". Aquí son las 7 de la mañana.

-Bueno, aquí son las 2 de la madrugada.

-¿Y por qué no estás durmiendo?

-Estoy de vacaciones. Puedo acostarme a la hora que quiera.

-Te felicito. Yo estoy yendo a trabajar.

-Tú y tus papeleos. -se quejó. - ¿Cuándo te tomarás vacaciones así vienen para acá?

-No me tomo vacaciones. Necesito el dinero.

-¿Para qué?

-Quiero comprarme un auto.

-¿Quieres decir que no hay forma que vengan para acá?

-Si, alguna forma hay. El tema es que necesito el dinero y mis padres no me dejarán irme así porque si.

-Ah. Entiendo. Entonces la única forma que queda es secuestrarlas. -Reí con fuerza. Todos en el tren me miraron raro, no solo por mí risa extraña sino porque era la única loca hablando en voz alta y en otro idioma- ¿Qué me cuentas?

-Nada. Ayer me llegó el pasaporte hecho.

-¿Te hiciste el pasaporte?

-Nos hicimos el pasaporte con Yas. Estábamos paseando y pasamos por uno de esos lugares donde te hacen ese tipo de cosas y broma va, broma viene, terminamos haciéndolo. Y...llegó ayer. -saqué la lengua incluso sabiendo que el no me ve.

Persiguiendo Un SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora