11. Dos signos de Fuego

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Volvimos caminando en silencio. Sentí un deja vú al ver su mano entrelazada con la mía. Este sentimiento de plenitud llenaba mi pecho. Fue un paseo perfecto en muchos sentidos. Adoro sentir la mano de Adam sosteniendo la mía con firmeza, como si perteneciera ahí, a su lado. Y cuando se gira para sonreírme, siento que me lo confirma.

Le devolví la sonrisa, esa auténtica y no la falsa que puse hace un rato. Mil cosas pasaban por mi mente, pero aún así me sentía genial. Como si pudiera contra el mundo entero. No entendía bien mis sentimientos hacia él, pero algo había. Algo que nunca me sucedió con otra persona. No, ni siquiera con Nick. Lo que si pude entender es que Nicholas solo era un crush. Esos amores platónicos que son perfectos en la imaginación y nada más. No sentía esta atracción que siento por Adam.

Una vez que llegamos a su casa, lo solté. Él no se inmutó porque tenía que abrir la puerta con las llaves, pero al abrirla, volvió a buscar mi mano con la suya. Dudé. Y eso hizo que me mirara.

-¿Qué ocurre?

-¿Estás seguro? Está tu familia aquí, pueden malinterpretar las cosas.

-¿Qué se puede malinterpretar?

-Pues, esto. Van a pensar que estamos saliendo, cuando no es así.

-¿Y si es así?

-¿Qué? Adam, no me vuelvas loca con estas tonterías.

-¿No quieres salir conmigo?

-No me lo has pedido.

-Lo estoy haciendo ahora.

Me tomó por sorpresa. Fruncí el entrecejo al ver su sonrisa esperanzada.

-No si lo haces por lástima.

-¿Qué? -aquello lo tomó desprevenido.

-No hace falta que te obligues a hacer esto, Adde.

-No me estoy obligando a nada, Lucy.

-¿Ah no? ¿Y por qué después de esa conversación en el parque ahora quieres salir conmigo?

-¡No es por eso! Lu, hace tiempo quería salir contigo, pero quería superar lo de Phoebe primero.

-Ni siquiera estás cerca de superarla.

-¿Y tú qué sabes?

-Si ella estuviera aquí, del otro lado de la puerta, esperándote. Correrías a sus brazos.

-No será así. De eso estoy muy seguro. Es lo que te dije en la cafetería, podré extrañarla pero no volvería con ella. Es parte del pasado ahora.-se acercó más, tratando de hacerme sentir segura.-Lucy, quiero estar más cerca de ti. Quiero que lo intentemos.

Su mano estaba apoyada en mi cuello, el pulgar acariciando mi mejilla. El calor de su respiración llegaba a mi rostro. Aún sentía su aliento a café.

-¿Así de simple? ¿Salimos y ya?

Él sonrió.

-¿Qué otra forma hay?

Me besó y correspondi a ese gesto. Aún desconfiaba de su propuesta, sentía que era por lástima, por lo que dije en el parque. Por haber llorado. Pero ¿Qué podría perder? Me alejé para mirarlo a sus ojos color avellana.

-Tengo condiciones.

Levantó las cejas.

-Tendría que haberlo imaginado. Dime cuáles.

-No se lo diremos a nadie. Hasta estar completamente seguros. Y si no funciona, seremos amigos. Pase lo que pase.

-¿Quieres que andemos a escondidas de mi familia? No sé si entiendes que vivímos todos juntos.

Persiguiendo Un SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora