17. Fiesta

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*Lucy*

Sentí los pasos de Nick alejarse y los brazos de Adam apretarme con fuerza. Una tarde tranquila terminó de esta manera tan imprevista. Tan triste. Siempre arruinando los buenos momentos.

-¿Lu, estás bien?

Negué con la cabeza. ¿Cómo voy a estar bien? Aún temblaba porque no podía llorar. No sabía cómo largar esa nueva angustia. Su rostro encolerizado, gritándome que me fuera. Que solo me importa el dinero. Maldita sea.

-Yas, trae un vaso de agua por favor. En la alacena hay un calmante.

-Si, ya vengo.

Miraba al suelo, pero al mismo tiempo no miraba nada. Mi mente reproducía su rostro. Sus palabras hirientes.

Me da asco verte.

¿Qué hice para que sea así conmigo? ¿Qué hice mal todo este tiempo? Siempre lo respeté, respeté su relación, nunca coquetee con él. Me consta. Está mal de la cabeza, muy mal.

-Lu. Toma un poco de agua. -dijo Yas poniendo el vaso de vidrio frente a mí. Lo agarré, pero no podía ni levantarlo para beber. —Encontré este frasco, no sé si son los calmantes...

—Si, son esos.

-Lu, no te preocupes -me dijo en español, eso hizo que la mire, su rostro era tan tranquilo ¿Cómo hace para ser paz en medio de la tormenta?- No le hagas caso. Hablé con él. Me contó todo, es algo neurológico. Tenías razón. Algo pasaba. No lo hizo a propósito.

Asentí con la cabeza. Hace tanto no la escuchaba hablando en nuestro idioma que extrañé esa voz particular. Dejé de temblar.

-Toma este calmante. -dijo Adde y lo miré. Acercó una pastilla pequeña a mis labios. La tomé y bebí un sorbo de agua. Inspiré profundo y ahí sí.

Las lágrimas cayeron.

Adam las detuvo. El llanto salió. Mientras mi voz volvía a mí.

-Lo lamento, no sé qué hice mal. No sé qué hice para que me odie... Nunca me insinué a nadie... Siempre lo respeté. Lo siento, lo siento...

-Ey, tranquila. No es tu culpa. -volvió a rodearme en sus brazos y Yas me acarició la espalda. -Yas, ¿Qué te dijo mi hermano? ¿Qué pasó?

-Me explicó lo que le pasa con Lucy. Siente cosas horribles, que la quiere lastimar.

-¿Y que le dijo Nancy?

-Puede ser algún trastorno, algo neurológico. Porque él sabe que ella no le hizo nada. Pero no puede evitarlo, dijo que debía buscar la forma de estar bien.

-No entiendo -dije- ¿Cómo puede sentirse así de la nada conmigo?

-No sé. Es la primer sesión, esto va a llevar tiempo. Debemos tener paciencia.

Adam asintió. Me alejó de él para mirarme.

—¿Puedes hacerlo? ¿Por mí? -asentí sin ganas- Si no puedes buscaremos otra solución, quiero que cuentes conmigo sea cual sea tu decisión.

—Haré un esfuerzo.

—Eres asombrosa —dijo rodeandome con un brazo. Miró a Yas y con la voz casi quebrada le dijo —Ambas son asombrosas. No saben lo agradecido que estoy de que estén aquí. —la rodeó con el otro brazo y nos fundimos los tres en un abrazo emotivo. Al soltarnos me miró—Vamos arriba así descansas un poco.

—No, no quiero dormir.

—El calmante que te di te noqueará en cualquier momento, vamos. —me ayudó a levantarme y miró a Yas —Si quieres, habla con él. A ti te escucha.

Persiguiendo Un SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora