5. Más que amigos

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Desde que salimos creo que tardamos cuarenta minutos en llegar, en auto. Si seguí bien el camino, este lugar quedaba por zona sur (yo vivo en zona norte) luego chequearía el GPS para confirmarlo.

Nick estacionó en la entrada de lo que parecía una casa de campo. Esos lugares con mucho verde, muchos árboles, piscina, casa grande y espaciosa. Era ideal para el día caluroso que recién empezábamos.

-¿Les gusta?- preguntó Adam emocionado. Yas y yo asentimos al mismo tiempo- ¿No es bueno que podamos quedarnos aquí unos días para disfrutarlo a pleno?

Me detuve en seco. Todos me miraron.

-¿Qué? Pero... No vine preparada. Mis cosas, mi ropa...

-¿No sabías que íbamos a pasar unos días aquí?- preguntó mi prima, miré a Nick y reconocí que cargaba el bolso de viaje de ella.

-No, no sabía.- Claro. Con ella no había hablado nada esos días. No por falta de comunicación, Yas es mejor para hablar en persona, apenas si usa las redes sociales una vez cada tanto. Ella asumió que yo ya sabía adónde íbamos.

Busqué a Adam para fulminarlo con la mirada, pero me sorprendió caminando hacia mi con paso decidido.

-Eu, te dije que era una sorpresa.

-Y yo dejé claro que no me gustan. Si me hubieras avisado estaría contenta y lista.

Adam se rió. Mi molestia iba en aumento.

-Vamos adentro.

Ni esperó a que lo siguiera. Todos caminaron en silencio. Resoplé y entre a la casa frente a mí. Adam me esperaba ahí, como un nene emocionado.

-Ven. - me dice- ¡Rápido!

Tomó mí mano impaciente y me guió. Pasamos el living donde dejamos a Nick y Yasmín descansar del viaje y pasamos un pasillo. Al final de éste vislumbré la cocina con salida al patio del fondo. A mí izquierda había una puerta, él sin embargo dobló a la derecha, dónde había más puertas cerradas. Al menos unas tres o cuatro más. Nos detuvimos al final del pasillo, en la última puerta.

-Bueno, todavía no terminó la sorpresa.

-¿Cómo que no?

-Este será tu cuarto. El mío es el de aquí-señalo la puerta de al lado.- estaré cerca por si necesitas algo. Entra.

Abrí y me encontré un cuarto común y corriente. Una cama grande, de dos plazas y media sólo para mi y un ropero grande a un costado. La ventana estaba del otro lado y daba dirección al patio del fondo. Era agradable pero aún seguía molesta. Ni siquiera un traje de baño tenía.

Adam se adelantó y abrió el ropero. Ahí me puse contenta.

-Todo esto es para ti.

-Sorpresa. -dije en voz baja.

Adentro del armario, había ropa y calzados ¡Pero estaba lleno! No sé si me entrarían o no, pero me puso más feliz el hecho de que él pensara en estos detalles por mí.

-Adam estás loco.

-Lo se. No importa. - acercó unos pasos viniendo hacía mi.- Sonará un poco machista lo que voy a decir, pero ya sé que tienes tus cosas y que no te falta nada. Pero todo lo que hay aquí lo elegí para ti, por eso no quería que trajeras nada.

-¿Dónde está lo machista en eso?

-En que elegí la ropa con la que quiero verte puesta.- estaba muy cerca de mi cara. Se me erizaron los pelos en la nuca.- ¿Te olvidarás de ser controladora unos días?

Persiguiendo Un SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora