Sobre las 12 del mediodía, nos encontrábamos delante de un rellano, sacó sus llaves del bolsillo de su pantalón y abrió.
—¿Es tu casa?
—Buena observación —me guiñó un ojo y rió.
Anduvimos por un largo pasillo hasta el comedor. Dentro de éste, giramos a la derecha hasta llegar a su habitación.
—Ponte cómoda.
Me senté en su cama y le miré expectante, observando cada uno de sus movimientos.
—No me mires así Lisa, me pones nervioso.
Centré mi atención en un punto cualquiera de la habitación, hasta que al poco tiempo carraspeó y volví a posar mis ojos en él.
En sus manos, había un sobre muy grande, tamaño folio.
—Aquí dentro hay varias cosas, pero quiero que lo veas en tu casa, cuando estés sola.
—Gracias.
Metí ese sobre en mi bolso y cuando acabé de cerrarlo, sujetó mi mano de manera muy dulce y la entrelazó con la suya.
Las miré, se unían a la perfección.
—¿Qué te está pareciendo el día de tu cumpleaños? —subí mi mirada hasta sus preciosos ojos, que ahora brillaban con intensidad.
—El mejor cumpleaños de mi vida, Hugo —sonrió ampliamente.
—Me alegra muchísimo oír eso Lisa —le devolví el gesto, y después recordé que tenía que ir a comer a mi casa.
—Debería irme, tengo que comer con mis padres —asintió un tanto triste—. ¿Pero quedamos esta tarde?
—Me encantaría quedar contigo esta tarde —reí y al final, me acompañó hasta la puerta.
Allí, al pie de la escalera, me puse de puntillas para llegar a su mejilla, y justo en ese momento, Hugo movió su cabeza para decirme algo y nuestros labios se rozaron.
Llevé mi mano derecha a la boca debido a la sorpresa. Olvidé hasta como se respiraba. Él simplemente mantenía su sonrisa mientras negaba con la cabeza.
—Tranquila, sólo ha sido un piquito de nada —me esperaba cualquier tipo de respuesta por su parte, menos esa.
—¿No significan nada este tipo de besos para ti?
—Este no —esa contestación, algo, sí que me molestó.
—¿Por qué?
—Porqué ha sido un beso que ninguno de los dos hemos querido, un acto frío. Además, ha sido un leve roce, prácticamente no nos hemos tocado.
—¿Y qué?
—¿Te ha ofendido que diga que no ha significado nada? ¿Querías que significara algo, querida Lisa?
—No, no.
—¿Pues?
—Nada —desvié mi mirada de su campo de visión.
—¿Tienes dudas? Daría ahora mismo lo que fuese por saber lo que piensas —movió mi cabeza con su dedo índice hasta que nuestros ojos conectaron de nuevo.
—¿Qué dudas podría tener, Hugo?
—No lo sé, dímelo tú.
—No las tengo.
—¿Seguro?
—Sí, seguro. ¿Y tú?
—¿Qué pasa si te digo que sí y qué pasa si te digo que no?
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Sólo amigos, lo prometo
RomanceHugo, el chico idóneo para Lisa; Lisa, la chica perfecta para Hugo. Un simple café unió sus vidas aquella tarde. Una promesa prohibió cualquier tipo de sentimiento. Un sencillo abrazo hizo flaquear aquel pacto. Un beso hizo q...