DESERT WOLF ━ Jaime Lannister.

Prólogo

LYARRA STARK, la pelirroja, besada por el fuego. Lyarra la niña, la dulce, la primogénita de Eddard y Catelyn Stark. Lyarra de ojos negros de cervatillo. Lyarra, la hermosa, ansiada por los señores norteños de alta cuna, se enamoró del dorniense que visitó Invernalia en mitad del verano. Era de esperar, por supuesto; el Norte, tan inhóspito y hostil, jamás era frecuentado por hombres de lugares tan lejanos como Dorne. La llegada de Belyas Fowler no podría haber traído otra cosa más que cambios.

Por aquel entonces, cuando los cuernos de guerra aún no inundaban el aire, el joven acababa de alcanzar los veinte años y Lyarra los quince. La vio por primera vez en el bosque de los dioses, bajo el viejo arciano rojizo, y solo necesitó esa imagen para saber que la loba era la mujer con la que quería casarse.

Belyas Fowler también se enamoró. Perdidamente y con todos los huesos.

Se enamoró de los bucles rojos que caían como una cascada de seda sobre la espalda de Lyarra Stark; se enamoró de aquellos ojos grandes y negros, se enamoró de la piel blanca, de porcelana, de la manera en la que movía los dedos, finos como ramitas, cuando se alisaba las arrugas del vestido azul. Se enamoró de su aura y de su risa y de su nariz redonda como un botón, del rubor en sus mejillas y de la longitud de su cuello y piernas.

El matrimonio sucedió tres años más tarde, y Lyarra Stark no solo se convirtió en la reina de piedra y cielo, la señora del Dominio del Cielo y la guardiana del Paso del Príncipe, si no que, además, fue la primera Stark condenada a tierra de Dorne, de desierto y escorpiones.

Aquella noticia tomó por sorpresa a todo Poniente, y aunque había quienes apoyaban la unión y quienes no lo hacían, había algo en lo que todas las lenguas largas coincidían.

       Un lobo solitario, un lobo en el desierto... es un mal augurio.

       Se lo comerán las serpientes.

        La devorarán.

        La devorarán. La devorarán. La devorarán.

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Este proyecto me emociona muchísimo. Espero que lo disfrutéis tanto como yo al escribirlo y que el inicio os vaya atrapando. ¡Nos leemos!