—¿Cómo lo llamo señor? — Preguntó Lack-two incómodo ante tanto silencio.
—Jefe. — El tipo cubría su rostro con su propia ropa.
—¿Y qué es este lugar?
—Son los cuarteles de la Policía Internacional. Acostúmbrate, a partir de hoy dejarás de lado los juegos y te convertirás en el mejor de estos peones.
—E-está bien jefe.
—Una vez estés solo, busca en el armario de tu dormitorio un camisón blanco, te lo pones y puedes hacer lo que quieras hoy. Mañana empieza tu entrenamiento.
—Si jefe.
—Cierra los ojos.
Lack-two cerró los ojos, antes de encontrarse solo, dentro de una habitación totalmente blanca, con una cama, una caja con juguetes realmente aburridos, un armario, libros y un escritorio, todo totalmente blanco, pero sin aparente salida. No podía ver el exterior, pero el exterior podía verlo a él. Claro, una minoría del mismo. Lack-two no lo sabía, pero ese momento significó arrebatarle la libertad, convirtiéndolo en un esclavo del mundo de los adultos, quitarle la esencia de un niño normal, la inocencia, para dejarlo paulatinamente como una simple máquina de carne, hueso y sangre. Buscando en el armario, sacó un camisón blanco, se lo puso y solo se recostó en la cama en posición fetal, empezando a llorar.
12. El Lúgubre Cuarto Blanco
Whi-two caminó hacia la habitación de Lack-two. Ambos empezarían a discutir sobre la compra de una casa bastante espaciosa como para que en un futuro pudiesen albergar una familia. La compra se haría en junio, para que al fin ambos pudieran pasar un tiempo juntos en su propia casa. La chica por error escuchó una conversación algo desagradable.
—¡Intendente Black 2! ¡Se supone que estaría entrenando durante sus vacaciones navideñas en nuestros cuarteles! ¡¿Qué estuvo haciendo?!
—Estuve haciéndole compañía a mi novia durante este tiempo. No me desvelé, desperté temprano, hacía ejercicios muy temprano. Nada del entrenamiento ha dejado de ser parte de mi rutina.
—¡Le recuerdo que gracias a mi ha tenido una buena vida y un hogar!
—Se me privó de las emociones. Yo no le llamo a eso una buena vida.
—¡¿Sabe qué?! ¡Por mi haga lo que quiera! ¡Las máquinas luego se vuelven incontrolables!
La llamada se cortó. Las quejas de Lack-two se empezaron a escuchar. Tras discutir su enojo, dijo:
—Whi, pasa, no tienes porqué quedarte afuera, pasa.
Whi-two entró sin poder disimular estar preocupada. Si ella algo escuchaba, Lack-two lo sabía. Se sentó al lado de Lack-two, incómoda ante dicha conversación.
—No te preocupes, no me afecta. — Lack-two esbozó una sonrisa.
—Perdona si te causé problemas en el trabajo, no quise... ¡¿Mfff?! — Una vez más, Whi-two era interrumpida por los labios de Lack-two al unirse a los suyos.
—Ya te lo dije, no me afecta. Es un trabajo molesto, pero me gustaría pensar que en unos meses, siempre al volver, estés recibiendome cálidamente.
—Bueno... Ahora viene lo que menos me gusta: hablar de finanzas.
—Contando mis sueldos actuales, tenemos $10000, si lo juntamos con las pagas que nos dan por trabajos realizados en Pokéstar y contrataciones de la BW Agency... Unos... $10000000.
—¡¿Tanto así?! — Whi-two quedó anonada al oír dicha suma de dinero.
—Bueno, el señor Brycen y la señorita Sabrina nos suelen pedir que actuemos en muchas películas, y cuando se trata de filmes románticos, somos los primeros entre los contactos de White. A mi ya no me parece extraño.
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Mi Motivo Para Sonreír - Corruptedshipping (Lack-two x Whi-two)
Teen FictionLack-two empieza a tener frecuentes recuerdos de su pasado y empieza a lamentarse por las cosas que ha vivido y por no poder evitar ciertas cosas. Pero la misma persona que despertó sus emociones, ahora será su motivo para sonreír.