Clara sale corriendo dirección a la bruja, preparada para darle un buen puñetazo con todas sus fuerzas en pleno estómago. Sabe que no es buena idea enfrentarse a ella, pero es lo que debe hacer.
Cuando está a punto de llegar hacia ella un fuerte impulso hace que su cuerpo salga disparado hacia la dirección contraria y acabe chocando contra algo duro. Descubre que es una silla al levantar la cara del suelo y verla tirada a su derecha.
Sebastian sigue inmovilizado y ella teme que sin ningún cazador que la defienda este sea el fin, las brujas no tienen piedad con los cazadores, lo ha escuchado miles de veces desde que empezó a instruirse.
—¿Cómo te llamas? —dice Lily, paseándose alrededor de Clara que sigue tumbada.
—Me…me llamo Clara. Has dicho que no me harías daño.
La bruja asiente y le ofrece una mano para levantarla.
—Y no voy a hacerlo… Sólo quiero que me digas que sabéis los cazadores sobre Ana.
A ella no le cuesta recordar quien es Ana, porque últimamente los suyos no hablan de otra cosa. Que el mismo jefe vaya tras ella es la principal razón, además nunca podrá olvidarse de que a Jake le importa esa chica. Jake…recordarle hace que su parte más sentimental salga a la luz. Alguna vez hasta llegó a pensar que sentía algo real...
—No voy a decirte nada eso. —contesta tajante.
—¿Estás segura? —suena más a una amenaza que a una pregunta.
Ella se alisa la camiseta, que ha quedado manchada por la caída y después la mira fijamente a los ojos.
—Estoy segura.
Ambas mantienen las miradas hasta que Lily acaba apartándola y negando con la cabeza.
—Está bien, supongo que el hecho de haber interrogado a estos pobres chicos —señala a Claire y Lucas, que siguen sin poder decir palabra—, prueba que no tenéis ni idea de donde puede estar.
Lily guía a los chicos a la salida. Para cuando Clara intenta detenerla la puerta ya se ha cerrado y es incapaz de abrirla.
***
—Toma —dice Jake poniéndole el plato de espaguetis enfrente a Ana.
Los mira. Sólo les ha echado tomate, pollo y algo de queso. Igualmente es más de lo que ella suele hacer en su casa, bueno, solía hacer…
Supone que si viviera sola como él también se habría acostumbrado a cocinar alguna que otra cosa, para no morir de hambre como mínimo.
—Gracias —responde.
Él se sienta enfrente suya, al otro lado de la isla que ocupa la mitad de la cocina, unida al comedor a su vez.
Ambos empiezan a comer y se miran de reojo de vez en cuando, aunque ninguno sabe que el otro hace lo mismo. Hasta que Ana pilla a Jake observándola.
—¿Te gustan? —pregunta éste.
Mira hacia el plato para ocultar la sonrisa que se le forma al escuchar su voz nerviosa.
—Están buenos… Además de fuerte eres buen cocinero. ¿Qué más escondes?
Jake sigue comiendo por unos segundos hasta que se decide a responder.
—¿A qué te refieres?
—¿Qué más sabes hacer?
—¿Quieres que te lo enseñe? —dice él con una sonrisa pícara.

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Secreto
Romance"—¿Sabes? Podrías estrangularme ahora mismo, volver con los tuyos, y todos tus problemas acabarían. Lo dice en serio y él sabe que tiene razón, pero no piensa hacerlo. —No voy a matarte. —¿Por qué? —le pregunta, por segunda vez en el día. Piensa bi...