Capítulo 2 : Vuelta a casa

866 80 15
                                    

Ana va dando trompicones por la fiesta, hasta que se choca con alguien. 

—¿Estas bien? —le dice la voz familiar de Lucas. 

Ella niega con la cabeza. No está bien, está confundida. ¿Quién era aquel chico? ¿Habrá visto como el collar levitaba frente a ella? Tal vez ni si quiera fuera real, tal vez todo aquello había sido producto de su imaginación.

No puede contarle esto a Lucas o a Claire, tiene que hablar con su madre. Ella sabrá que está pasando, siempre parece saberlo todo.

—Quiero irme a casa —dice mientras apoya casi todo su peso en Lucas. 

—Vale, tranquilla. He traído el coche, te llevaré.

—¿Y Claire? 

Él hace una mueca, aguantando la risa mientras se lleva la mano a su pelo marrón oscuro, a juego con sus ojos. 

—Creo que Claire ya tiene quien la lleve a casa. 

Ana mira hacia donde se ha desviado la mirada de su amigo y ve a Claire empujando a un chico contra un árbol mientras le besa el cuello. 

Ana niega con la cabeza.

—Es amigo mío, la llevará a casa. Tú relájate e intenta no caerte hasta que lleguemos al coche.

Lucas le pasa un brazo por la cintura para sujetarla mientras se adentran en el bosque para ir hacia la carretera, donde se encuentra el viejo coche gris. 

El chico prácticamente la lleva arrastras, así que ella no tiene que hacer ningún esfuerzo por caminar. Mientras avanzan Ana mira a su alrededor y para su sorpresa le parece ver el rostro del chico de antes entre las sombras del bosque. Moreno y con una mirada que hace que Ana tiemble. Cuando vuelve a mirar, el chico ya no está.

Al llegar al coche Lucas ayuda a su amiga a entrar y a ponerse el cinturón del asiento del copiloto.

—Ya puedo yo sola —dice Ana, intentando abrochárselo sin éxito. 

Lucas suelta una carcajada.

—Ya veo.  

Ella intenta ponérselo de nuevo y en ese instante sus manos se rozan, las de ella están frías, pero aún así Lucas no siente nada más que calor. 

En el camino se mantienen en silencio, de echo, Ana parece estar quedándose dormida. 

—No te duermas, estamos llegando. 

Ella suelta un gruñido y Lucas no puede evitar reírse. Es adorable. 

De repente Ana levanta la cabeza de la ventanilla y abre los ojos como platos.

—Mi madre no puede verme así, va a matarme —dice con una voz histérica.

—Tranquila, ya me inventaré algo. De todas maneras ya no pareces estar tan mal. 

Ana asiente, aunque no a lo que acaba de decir Lucas sino a una idea que ha pasado por su cabeza.

—Podría decirle que me encuentro mal y subir a la habitación antes de desplomarme frente a ella.

—Sí, tu invéntate algo y yo te cubro.

Cuando termina la frase Lucas la guiña un ojo.

***

Nada mas entrar en casa Jake se desploma en el sofá, ha sido un día cansado. Nunca hubiera pensado que perseguir a aquella chica le llevaría tanta energía, aunque ni si quiera se ha acercado a más de seis metros de ella. No sabe que le pasa, debería haberla cogido, ha estado con ella cara a cara y no ha hecho nada. Eso no es típico de él, si le piden que mate a alguien lo hace y fin de la historia. Pero, no era como las otras, había algo diferente en ella, algo que hace que no pueda ni si quiera plantearse ponerle la mano encima.

El sonido de unos pasos aproximándose hacen que Jake salga de su ensoñación.  

—Hola, ya era hora de que aparecieras... ¿Vienes a la cama? —dice Clara, lo úlltimo con una voz seductora.

Al ver que Jake no responde ella sigue hablando.

—¿Has encontrado a la chica? —pregunta, esta vez mas seria.

Él la mira a los ojos y niega con la cabeza. No tiene ni idea de por qué está mintiendo, la está protegiendo y no encuentra explicación razonable para eso. Por alguna razón necesita saber más sobre esa chica.

—Yo podría ayudarte...

—Ya sabes que esas no son las normas, estás aquí para aprender. Hasta los dieciocho no podrás hacer nada. Además, tampoco es tan emocionante.

Clara se coloca detrás del sofá abrazando a Jake por la espalda y empieza a depositar pequeños besos sobre su cuello.

—Para, estoy cansado —dice él seco antes de levantarse.

Ella hace caso omiso de sus palabras y se acerca a él para besarle suavemente en los labios mientras desliza sus manos sobre los grandes músculos de sus brazos. Fruto de una vida entera de entrenamiento. 

—Pues relájate —le susurra ella sobre la oreja, antes de rozarla con los dientes.

Después le besa más apasionadamente y cuando él cierra los ojos para dejarse llevar solamente tiene a una chica en la cabeza. 

Ana. 

SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora