Capítulo 1: Fiesta

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17 años después

Ana camina entre los enormes pinos, apartando las abundantes ramas con sus manos. No podría ver absolutamente nada si no fuera por la potente luz que proviene del interior del bosque y la Luna, que hoy está llena.

—Claire, creo que esto no ha sido buena idea —dice ella, intentando quitarse un hierbajo del zapato. 

Su amiga la mira sonriente, como siempre suele estar, y la agarra fuerte del brazo.

—Vamos, seguro que te diviertes —dice llevándola hacia el núcleo de la fiesta, en la que parece haber mas gente de la que Ana esperaba.

Todo está lleno de pequeñas hogueras donde la gente se encuentra sentada alrededor comiendo, bebiendo y riendo sin parar. Algunos parecen tan borrachos que la chica duda que puedan acordarse de nada de esto mañana. 

Parece que hay música puesta en algún lado pero Ana no puede distinguir la canción que suena dado a los gritos.

—¡Ana! ¡Qué sorpresa! No te esperaba aquí.

Ella se gira para encontrarse de frente con Lucas, su amigo. Se conocen desde que eran unos críos. Cuando eran apenas unos bebés jugaban en el jardín de Ana a todas horas ,su madre la había enseñado cientos de fotos de ellos ahí sentados en el cesped con las manos llenas de tierra.

Es su mejor amigo. O al menos eso creía ella hasta hace dos días.

Se encontraban en el banco de un parque en el que habían estado toda la tarde hablando hasta que anocheció.

Ana podría quedarse horas y horas hablando con él. Siempre ha sentido que puede hablar de todo con él, no tiene esa confianza con nadie más, ni si quiera con Claire.

—Creo que debería irme, ya sabes que a mi madre no le gusta que llegue más tarde de las diez.

Él asintió y miró su mano y la de ella, que se encontraban todavía unidas. No quería separarse de ella, pero sabía que tenía que llevarla a casa. Aunque antes de eso quería hacer algo que había estado deseando desde hace años. 

Tenía que decírselo. 

—Ana, te quiero —soltó de repente. 

Sus palabras sonaron más bruscas de lo que pretendía, probablemente por el tiempo que había estado ocultándolas. Se sentía liberado al poder haberlas dicho por fin.

Ella sonrío inocentemente e hizo una mueca, mostrando su incomprensión.

—Yo también te quiero Lucas, ya lo sabes. Eres mi mejor amigo. 

Él negó con la cabeza, a la vez que intentaba encontrar las palabras adecuadas para explicarse.

—No, no lo entiendes Ana. No te quiero solo como a mi mejor amiga…

No pudo continuar por los nervios y la vergüenza. Nunca se había declarado a una chica, aunque nunca había querido a una chica como a Ana. Ella era especial, quizás ella aún no lo sabía, pero lo era. 

Ana se quedó sorprendida ante aquella declaración. Su mente en ese momento era un nido enmarañado de pensamientos y no podía descifrarlos lo suficientemente rápido como para darle una respuesta.

—Lucas… —dijo ella, era lo único que su boca la permitía articular.

Antes de que pudiera pensar más qué decirle al chico, él se acercó más a ella y la besó.

No fue un beso brusco, a pesar del tiempo que Lucas llevaba esperándolo. Al contrario, fue delicado y dulce.

Ana pudo notar como los labios de él se movían lentamente sobre los suyos y como, cuando finalmente fue a apartarse, su lengua rozó el labio inferior de ella.

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