Tumbada en el suelo del trastero, y exhausta, Ana intenta incorporarse de nuevo para hacer otro abdominal.
En cuanto lo consigue se tira bruscamente hacia atrás y, a pesar de darse fuerte con el suelo, la fatiga que siente camufla el dolor.
—Vale, es suficiente, ahora vamos a ver que tal peleas — dice Jake observándola desde arriba.
Ella, todavía exhausta, niega con la cabeza.
—Estarás de coña, pesas como el doble que yo…
—Yo que pensaba que eras una chica dura — sonríe—. Me has defraudado.
Pone una fingida cara de tristeza y luego vuelve a sonreír.
—Vete a la mierda… —susurra Ana entre dientes.
Jake la ofrece una mano para ayudarla a levantarse, pero se la aparta y lo hace ella misma aunque le cueste.
Una vez que ambos están frente a frente Ana sacude sacude la cabeza, esperando que él la diga el siguiente paso.
—Adelante, intenta pegarme —dice él, sonriente.
–¿Hablas en serio?
Al ver que asiente ella dispara su puño con toda la fuerza que tiene para que choque contra la cara del chico. La adrenalina recorre todo su cuerpo. No quiere hacerle daño, pero llevaba días deseando pegarle a algo y no puede esperar para sentir la fuerza al chocar contra su mano.
Pero antes de poder reaccionar, éste coge su puño con las manos y hace que ella se gire para atrás. De manera que su boca está en la oreja de Ana y la mano que no la agarra el brazo en su cintura. No se miran a los ojos pero la chica está segura de que está sonriendo.
—Hay que pensar antes de atacar, brujita —dice en su oreja, haciendo que un mechón de pelo que se ha escapado de su coleta se mueva.
Cuando sus respiraciones empiezan a acelerarse Jake se aparta y vuelven a la posición inicial.
—Vuelve a intentarlo —ordena él.
Entonces ella alza el puño por segunda vez.
***
La sangre cubre el suelo debajo de las dos sillas en mitad del almacén.
Lucas intenta abrir el ojo derecho, pero está demasiado hinchado por los múltiples golpes como para ni si quiera intentarlo. Está cansado.
Claire al contrario solo puede pensar en como salir de allí, intenta idear el perfecto plan para largarse junto a su amigo. A pesar del fuerte dolor de mejilla y cabeza que tiene después del corte y el puñetazo que le dio el hombre hace un rato.
Sebastian lleva un rato quieto, sin preguntar a ninguno de ellos nada. Simplemente está sentado, expectante por algo.
Una pequeña puerta del lateral se abre dando paso a Clara, que se encuentra confusa al ver la escena. No puede evitar que se le pase por la cabeza la idea de salir corriendo.
—¿Quiénes son? —le dice a Sebastian, intentando que su voz suene distante y firme.
Si algo ha aprendido de los cazadores es que todos hablan como si nada les importase, excepto matar a todas las brujas posibles. Ella todavía no se acostumbra a ser como ellos, prácticamente sin sentimientos.
—Son amigos de una de ellas, creo que saben donde está pero no quieren decírmelo...
—Peor para ellos —dice Clara, eso es lo que diría un cazador.
Sebastian afila el cuchillo.
—Eso pienso yo… A veces hay que hacer cosas, cosas malas, para conseguir que éste sea un mundo mejor…

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Secreto
Romance"—¿Sabes? Podrías estrangularme ahora mismo, volver con los tuyos, y todos tus problemas acabarían. Lo dice en serio y él sabe que tiene razón, pero no piensa hacerlo. —No voy a matarte. —¿Por qué? —le pregunta, por segunda vez en el día. Piensa bi...