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Si alguien le hubiera dicho que estaría abrazando por los hombros a Jinyoung y hablando tan cómodamente con su hermana mientras iba rumbo a su muerte, quizá se hubiera desmayado de la risa. 

Jaebeom estaba seguro que estaba en una especie de sueño porque era muy difícil creer que enserio se estaba prestando para este tipo de cosas.

No es tampoco como si tuviera alguna opción.

Sea uno u otro motivo iba a terminar con alguna laceración profunda en alguna parte de su cuerpo, por lo que si le preguntaban, prefería a la familia de Jinyoung antes de que un grupo de sanguinarios mafiosos que lo torturarían primero antes de dejarlo sin descendencia o con marcas que provocaran que nunca más volviera a ser el mismo y que todo se fuera literalmente a la mierda.

Aun tenía una carrera y no quería dejarla hasta cumplir 30.

No se veía haciendo otra cosa que no fuera cantar o componer. Sería muy difícil si alguien le quitara eso y que lo obligara a vivir una vida fuera de los escenarios. Al principio nunca había soñado con ser cantante, pero cuando entro en la industria y comenzó a perfeccionarse en ello, creo que todo se fue dando natural.

El universo lo había acomodado en su lugar, y de esa forma era quien era. Tenía lo que tenia y había conocido a su manager gracias a eso. Grande o pequeño, tener a Jinyoung en su vida había hecho todo mucho más fácil.

Desde los escándalos hasta la sola tarea de salir a comprar con una lista de comidas permitidas. Todo estuvo tan organizado que perderlo sería como desmoronar esa vida y no saber a dónde ir. Jaebeom al menos así lo sentía.

Es por eso que cuando lo escucho decir que sería la última que se verían y que era un gusto haberse conocido, al principio le enfureció, pero luego tomo un sentimiento más triste. La sola imagen de sus días a futuros hizo que su pecho fuera rasguñado internamente por su animal, quien furioso quería correr y derribar al causante de su angustia.

En la soledad del baño lo pensó segundos, tomo todas las opciones posibles y llego a la conclusión de que él nunca sería bueno eligiendo bajo presión. Quizá por eso los contratos y los tratos los manejaba Jinyoung. Él era muy bueno en esto y él en cambio era demasiado impulsivo para las cosas. Si algo lo hacía sentir bien, lo hacía. Si algo lo ponía mal, lo dejaba. No se hacía mucho problema, y no pensaba en las consecuencias del después de eso.

Por eso toda la mierda de escándalos.

Sin el omega en su vida él... ¿Qué demonios seria de él?

-¿Jaebeom?

La voz femenina llamo su nombre. El alfa, quien estaba hace segundos en sus pensamientos y perdido en el paisaje, miro hacia adelante, justo a la conductora que lo observo por el espejo retrovisor.

-¿Estás bien? Pareces preocupado.

-¿No debería?- Trato de sonar divertido al largar una pequeña risa tras su pregunta.- Digo, conoceré a toda la familia. No sé que tanto vaya a quedar de mi cuando conozca a mi suegro.

Parte mentira, para verdad. Jinyoung, quien estaba a su lado y apresado por su brazo, bufo en voz baja. Su padre podría matarlo, pero el omega sabía que no llegaría a ser un crimen. No había nada de qué preocuparse.

Jaebeom solo era un miedoso. Hasta no parecía alfa con esa actitud.

Soyoung se carcajeo al entender el punto por fin. Dedicándole una sonrisa rápida por el espejo, volvió su vista a la carretera y a concentrarse en no tener un accidente mientras entablaba una conversación.

-Cuando mi alfa conoció a nuestro padre recuerdo que hasta último momento me pedía que diéramos vuelta y nos regresáramos a casa.

-Vaya, es bueno no ser el único con ese sentimiento.

BE MY ALPHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora