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 En cuanto las cosas estuvieron totalmente empacadas en su mochila, Jinyoung decidió que era hora de caminar fuera de la comodidad de su cuarto y dirigirse hacia afuera, donde su futura tortura lo esperaba. Para su sorpresa, apenas salió al patio diviso en el estacionamiento el famoso auto de Jaebeom, lo cual no era muy difícil, ya que era ver la camioneta familiar de su hermana y comparada al mercedes benz negro con vidrios polarizados, bueno, nadie podía llamar menos la atención que ese modelo.

Elegante pero sin exagerar, muy al estilo de aquel alfa.

-¡Jinnie! ¡No nosotros iremos por delante!- La voz de su hermana irrumpió sus pensamientos e hizo que toda la atención fuera hacia la ventanilla del acompañante de aquella camioneta, justo donde ella se encontraba sacando medio cuerpo.- ¡Quédense detrás, nosotros los guiamos!- Este último aviso fue también para Jaebeom seguramente, ya que su mirada no solo se centro en Jinyoung, si no que había visto hacia atrás, justo donde el mercedes estaba ubicado.

-¡Si, no se preocupen!- Grito. Estaba en el proceso de cerrar la puerta cuando escucho varias risas y gritos agudos que hicieron que volteara e inevitablemente en sus labios se formara una pequeña sonrisa.- ¡Hola, pequeños demonios!- Su tono animado hizo sonar gracioso el apodo.

-¡Tío! ¡Tío Jinyoung!- Los niños asomados por la ventana trasera no tardaron en mover sus manos en cuanto captaron la mirada de su tío.- ¡Nos vemos en el campo! –Grito el más pequeño de ellos.- ¡El tío Jaebeom nos prometió jugar en el rio! ¡Debes unirte!- Dijo el mayor, sorprendiendo un poco al omega. ¿Jaebeom había hablado con ellos? ¿Tanto tiempo había tardado?

Im Jaebeom no parece ser de los hombres que le gusta convivir con niños, al menos Jinyoung cada que lo vio con uno cerca notaba como este mantenía una barrera para ellos o solo se alejaba antes de que aquellos pequeños se dieran cuenta que daba miedo.

Recordaba la cantidad de veces que este se quejo por ser temido sin razón aparente. La frase ¨siempre me tienen miedo¨ era muy común de asociar en los encuentros de aquel alfa con cachorros pequeños, quizá es por eso que para el castaño fue muy extraño que sus sobrinos parecieran tan contentos mientras que hablaban de jugar con su nuevo tío.

Algo muy malo estaba pasando, Jinyoung lo presentía.

De cualquier forma cualquier sentimiento malo que tuviera tuvo que ser disipado cuando camino diligente hacia el auto negro que esperaba, primero abrió la puerta del asiento trasero para tirar su mochila ahí y luego prosiguió a subir al lado del acompañante, abrochando su cinturón.

El castaño evito en todo momento el contacto visual, y eso el alfa lo había notado. No es como si le pareciera extraño, lo cierto era que él también se sentía algo incomodo y nervioso. Trataba de decirse a si mismo que nada tendría que cambiar, después de todo seguía siendo Jinyoung el que estaba a su lado, pero cuando recordaba que estaban a punto de ir a conocer a sus padres y tener una tarde ¨familiar¨ todo se iba al carajo.

¿Un día con los padres de un omega? ¿Él pasaría una tarde siendo el yerno de alguien? Joder, Jaebeom estaba volviéndose loco. Ni siquiera pensó que un día como este llegaría alguna vez, pero ahí estaba, sentado en el asiento del conductor y por ir hacia su posible muerte.

El auto de Soyoung se movió y eso fue la señal para arrancar el motor del mercedes, que rápidamente siguió el camino por detrás del otro vehículo como habían pactado. Era extraño, pero aun si el ruido del auto ayudaba al silencio del interior, este por dentro seguía teniendo un ambiente muy pesado, tanto que Jinyoung se comenzó a preguntar si esto era un castigo de Jaebeom o solo estaba cerrando la boca porque enserio no tenía nada para decirle.

BE MY ALPHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora