~ Algo mejor ~

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- ¿Jaehyung? - preguntó el más pequeño de todos casi en un tono robótico.

El de cabellos blancos trató de tapar la entrada a la habitación apoyándose en el marco de la puerta. Aun así, su intento fue fallido cuando Jae se levantó de la cama y los muelles bajo el colchón volvieron a su posición inicial, emitiendo un sonido metálico muy sutil.
Sutil pero que llegó a los oídos del de cabellos anaranjados.

Sin piedad, Jinjin tomó a Woosung por el cuello y lo apartó mientras el mediano pataleaba como un bebé, resintiéndose del agarre en su garganta. Llevó las manos a su cuello y sobre las del más bajito, intentando liberarse de las uñas que se clavaban con descaro en su garganta. Se marcaban poco a poco en su piel, cortándole además la respiración.

Jae se paralizó. De un momento a otro, Woosung tosía y se retorcía en el suelo. El estruendo que de su cuerpo al caer por alguna razón había pasado desapercibido por los oídos del rubio.
O quizás él no había querido oírlo.

Jinjin avanzaba poco a poco hacia el mayor, quien, en completo estado de shock, era incapaz de moverse. Las máquinas lo seguían también, hecho que lo hacía ver más intimidante si cabe. Todo lo que las temblorosas piernas de Jaehyung pudieron hacer fue dar pasos miedosos hacia atrás, rezando porque su espalda no diera contra la pared tras el siguiente paso. El rostro de Jinwoo se mostraba impasible e intimidante, lo que asustaba al rubio aún más.

Y ocurrió. La espalda del más alto chocó con la pared, quedando contra ella. Entonces, Jae sentía como el mundo se le venía encima. Había leído sobre situaciones así y, no, no eran buenas.

- Has fallado, Jae - habló Jinjin con su voz sin matiz -. ¿Algo que decir en tu defensa?

Negó. Mentir en aquella situación sólo le haría sufrir más. Prefería que todo acabara rápido a tener que aguantar más. Sabía el porqué de lo que iba a pasar, ¿cierto?

- Bien, al menos eres sincero - volvió a hablar el de cabellos naranjas, volviendo ahora la mirada al cuerpo de Woosung -. En cuanto a él, ya veré lo que hago.

Jinjin alzó la mano derecha y Jae sintió un gran peso sobre sus hombros que lo obigó a arrodillarse. Bajó la cabeza, asustado.
Era la primera vez que le pasaba algo así.

Woosung se intentaba poner en pie con dificultad, por culpa de aquella falta de aire que lo hacía sentir indefenso. Se apoyó en el suelo y volvió a caer, quejándose del dolor. El condenado Jinwoo tenía demasiada fuerza, era incluso más así. Pero no le asustaba. Bueno, quizás sí lo hacía, pero haría lo que fuera por Jae.

Cuando el de cabellos blancos consiguió ponerse en pie, fue muy tarde. El menor de los tres en la habitación cerró la mano que tenía extendida y las máquinas que lo seguían expulsaron un brillante rayo de color azul eléctrico. Aquella luz golpeó a Jae como si un camión lo hubiera atropellado. El rubio no pudo evitar gritar por el dolor mientras las células de su cuerpo se desintegraban a una velocidad de vértigo. Woosung gritaba también, dejando escapar un llanto desconsolado de su más profundo ser.
El pobre no entendía nada.

El más bajo de todos mantenía su rostro serio, su postura rígida y su mano ni siquiera temblaba. A cualquiera le hubiera temblado el pulso sabiendo lo que estaba haciendo: desintegrar a alguien; pero Jinjin no era de esos. "Impasibilidad" probablemente fuera su segundo nombre, porque la forma de ser y actuar de aquel chico se salía de lo habitual.
Tanto era aquello, que todos se habían acostumbrado al callado Jinjin.

Y, de repente, todo se volvió oscuro.

Los ojos de Jae se abrieron lenta y pesadamente. Se halló a sí mismo en su habitación de la zona superior.
Paseó sus manos por todo su cuerpo, nervioso por haber perdido algo. Después de un par de minutos, concluyó que seguía de una pieza, pero aún estaba preocupado.
¿Qué debía hacer ahora?

Las campanas del campanario repiquetearon, anunciando a todos los habitantes de la zona superior que era hora de levantarse. Un fuerte dolor en la cabeza, como si le hubieran pateado ésta, le golpeó en aquel instante.

Jae miró su ropa por unos instantes, analizándose sin verse en un espejo y resistiendo al dolor que quemaba sobre todo sus sienes. Por extraño que pareciera, tenía el pijama puesto. Él no recordaba habérselo puesto, siquiera recordaba haber subido de vuelta las escaleras que lo llevaron hacia la zona inferior.
Sólo tenía un gran dolor de cabeza y lagunas.

Se levantó de la cama tocándose la frente con preocupación. Peinó su cabello con sus dedos y tomó sus gafas de la pequeña mesita junto a su cama.
Cuando creyó estar listo, salió al pasillo. Aquella continua y molesta luz del sol estaba allí de nuevo, saludándole con impertinencia. Desde luego, aquel lugar no había cambiado nada.

Echó a andar por los fríos y vacíos pasillos. Tanto silencio se le hacía enfermizo, necesitaba el bullicio de la ciudad de vuelta. Quizá le había gustado más de lo que jamás hubiera esperado. Escondió sus manos en los bolsillos de su pantalón blanco, andando a su ritmo habitual, manteniendo su habitual silencio y con su habitual expresión seria en el rostro.
Nada había cambiado.

Decidió que sería una buena idea ir a hablar con La Gran Pantalla, pues no recordaba gran parte de la misión y no sabía cómo había acabado.
El camino seguía siendo pesado y molesto, más con aquel dolor de cabeza golpeándole una y otra vez. Y lo peor de todo: el camino era monótono.
¿Pero qué no lo era allí?

Dejó que la máquina hiciera el escaneo facial. Las puertas se abrieron dudosas ante él, dejándole paso a aquel pasillo de suelos brillantes y tonos blancos. Miró todo a su alrededor antes de entrar, caminando lenta pero nerviosamente.
Durante su avance, se percató de detalles como que su figura se reflejaba en el pulido suelo o que las paredes estaban hechas de espejo.
Detalles que a fin de cuentas no importaban.

El monitor se encendió nada más detectó su presencia y, al darse cuenta de quién se trataba, su digitalizada expresión se torció. Aunque soliera costarle, Jae pudo notar al instante que el jefe de la zona superior no estaba conforme con su aparición.

- ¿Interrumpo algo, mi señor? - preguntó cordialmente tras hacer una reverencia.

- No realmente - contestó la robotizada voz de La Gran Pantalla -. ¿Qué necesitas, Park?

- Necesito que me informe sobre todo lo ocurrido durante mi estancia en la zona inferior, si no es mucha molestia, mi señor.

- Lo describiré en seis palabras -hubo silencio por medio segundo antes de que el aparato volviera a hablar - Esperaba algo mejor de ti, Park.

S E L E C T I O N ┊𝘫𝘢𝘦𝘩𝘺𝘶𝘯𝘨𝘱𝘢𝘳𝘬𝘪𝘢𝘯 || PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora