~ El pacto ~

147 21 15
                                    


Jae abrió los ojos una mañana más, encontrándose con el techo de blanco color como ya era habitual.
Se sentó sobre la cama y miró hacia la nada durante unos segundos. Después pestañeó varias veces y sonrió, se había acordado de lo que había pasado la noche anterior.
Aquel chico produjo en él una sensación tan desconocida pero, a la vez, tan bonita que quería volver a experimentarla.
Se levantó de la cama y se estiró con cuidado, dado que detestaba oír sus huesos crujir.
Avanzó hacia el armario con más energía de lo habitual y lo abrió con tanta fuerza que la puerta rebotó contra la pared, creando un sonoro golpe que rebotó en las cuatro paredes de aquella amplia y silenciosa habitación.
Pero ello no importó al rubio, que buscaba entre su ropa blanca algo más colorido, aunque eso fuese algo complicado.
Encontró un bonito jersey, que no dejaba de ser blanco, con los puños de color azul. No era lo que se pondría habitualmente pero esta vez hizo una excepción.
Se colocó la ropa que había elegido con algo más de rapidez que otras veces.
Hoy Jae se encontraba más enérgico que nunca, cosa que no entendía pero que había decidido disfrutar mientras durase.
El rubio se deslizó fuera de la habitación, avanzando por el pasillo hacia la sala de audiencias de la personalidad que movía los hilos de la zona superior. Sentía su corazón latir desbocado por los nervios y eso no iba a cambiar por mucho que él lo negase.
Esa era también un sensación nueva.

Se paró ante la pantalla situada junto a las grandes puertas que, al abrirse, daban paso a la gran habitación en la que aquella mente maestra, que era capaz de controlar el mundo entero, le recibiría.
Si suficiente era el hecho de que iba a estar ante el más alto cargo y líder de la zona superior, todavía lo empeoraba más el hecho de que Jae estuviera solo y que tuviese dificultad para comunicarse con extraños.

Se posicionó frente al monitor para el escaneo facial, que se realizó en pocos segundos, y las puertas se abrieron, provocando un fuerte estruendo al chocar contra la pared.
Sintió su corazón pararse cuando miró a través de la sala, dándose cuenta de que aquello a lo que tanto había temido era un enorme monitor con una carita bastante adorable.
Comenzó a avanzar por la gran habitación, que todo lo que contenía eran cables que conectaban a la gran pantalla a la red eléctrica, hasta estar frente al monitor.
Jae hizo una perfecta reverencia, tal y como el protocolo lo dictaba, y miró a la pantalla, que ahora mostraba una cara sonriente.

- ¿A qué se debe esta visita, Park?- preguntó una voz mecánica, que intimidó a Jae y le hizo tragar saliva.
- Quería hacerle una propuesta. - contestó el rubio, notando como le temblaban las manos.
- ¿Y de qué se trata? Vaya al grano, a ser posible.
- Podríamos mejorar el mirador mandando a uno de los inquilinos de la zona superior a la inferior para que instale unos transmisores de sonido y así el mirador quede ambientado como la zona inferior...

El rubio cerró sus párpados y los apretó con fuerza, apretando también sus puños mientras se mordía la lengua suavemente.

- ¿Qué ha descubierto en la zona inferior para frecuentar tanto el mirador? - preguntó la mecánica voz, pillando a Jae por sorpresa.
- Simplemente he empezado a interesarme por la zona inferior... - contestó Jae, intentando sonar tranquilo.

"Es verdad, nos vigilan la mayoría del tiempo... excepto cuando acaba la jornada laboral."
Jae se sonrió dándose cuenta de que su infracción no había sido vista por la gran máquina que les observaba, prácticamente, durante todo el día.

- Sabe que la infracción de las normas puede llevarle a ser degradado a la zona inferior, ¿verdad, Park? - concluyó la voz, como intentando darle una pista al rubio, que observaba la pantalla con curiosidad.
- ¿Por qué cree que debería ser degradado? - preguntó Jae, intentando defenderse.

La voz guardó silencio por unos instantes, intentando hacer que Jae se diese cuenta de que sabía lo que pasaba, mas este último no reaccionó y mantuvo su seria expresión, esperando una respuesta del monitor.

- Si tanta curiosidad tienes por la zona inferior, ¿por qué no eres tú el que culpa tu propia propuesta? - contestó la voz, cambiando de tema radicalmente - Seguro que no le importará, ¿verdad, Park?

El rubio asintió. Eso era exactamente lo que quería y aquel monitor parecía saber a la perfección lo que el rubio anhelaba, que era investigar la zona inferior por su propio pie.

- Que así sea entonces... - el rubio abrió los ojos de par en par, creyendo que todo sería una broma pesada por parte de la gran pantalla - Park bajará a la zona inferior e instalará sus ansiados transmisores de sonido.
Mañana debes estar listo, avisaré a Suho para que comience a construir los transmisores y mañana irás a por ellos para poder bajar.

Jae sonrió ampliamente y la pantalla imitó su expresión.
Se formó un incómodo silencio, que la mecánica voz rompió.

- Pero hay una condición, - habló aquella voz que, de repente, de había vuelto intimidante para Jae - en una semana volverás a la zona superior sin rechistar. Puedes retirarte.

Jae asintió con fuerza mientras esbozaba una amplia sonrisa.
Segundos después, el rubio escuchó un gran estruendo, producido por la enorme puerta al abrirse.
Comenzó a caminar hacia la puerta, dando una última mirada al monitor antes de salir de aquella habitación. Hizo una perfecta reverencia, siguiendo el protocolo que regía la zona superior, y después abandonó la sala, escuchando la puerta cerrarse a su espalda y sonriendo como un desquiciado.

El rubio comenzó a andar hacia su cabina, estando más feliz de lo normal y esbozando una dulce sonrisa.
Por el camino encontró a Woosung, al que saludó efusivamente, cosa que sorprendió al de cabellos blancos.

- ¡Buenos días, Woosung! - exclamó el rubio, saliéndose de lo habitual.

- Buenos días a tí también, Jae. - contestó el menor, sonriendo por ver cómo el mayor se veía más feliz que nunca antes - ¿A qué se debe tu cambio de conducta?

- Simplemente estoy más feliz de lo normal... - contestó el rubio con una sonrisa - debo ir directo a trabajar, ¡ten un buen día!

El rubio comenzó a alejarse mientras escuchaba a Woosung despedirse y desearle un buen día a él también, cosa a la que no hizo mucho caso. Después de todo, seguía siendo el mismo chico al que le costaba comunicarse.

Llegó a la cabina y entró en ella de un salto, sentándose bien sobre la silla para el reconocimiento facial y tomando la pastilla en sus manos.

"Esto es por el bien de la humanidad" se dijo e introdujo la píldora en su boca, poniéndose las gafas al instante.

Horas después, las gafas se apagaron, haciendo que el rubio se las quitara y cerrase los ojos de golpe por el cambio de iluminación.
Cuando se dignó a abrir sus ojos, la luz aún le molestaba pero era capaz de ver lo suficiente como para colgar las gafas de un pequeño gancho y salir de la cabina, cerrando la puerta al instante.
Sonrío mientras comenzaba a andar hacia el mirador para observar a su humano de la zona inferior. Ni siquiera lo conocía y ya se emocionaba sólo con pensar en ir a verle.
Pero su felicidad no duraría demasiado.

Llegó a la sala y se deslizó dentro de ella, como había hecho el día anterior.
Volvió a buscar la misma ubicación que observó el día de antes y la seleccionó en el monitor. Se saltó la regla del menú y eligió, de entre todas las caras, la que había memorizado y recordado durante todo el día.

A los pocos segundos, el pelinegro apareció bajo el suelo transparente.
Lucía tan aseado y perfecto como la última vez que Jae le había visto. Esto provocó que algo se activara en su interior y que sus mejillas se tiñesen de un suave tono rojizo. ¿Qué era esa sensación?
Jae continuó mirando al chico, que le hacía experimentar cada vez cosas distintas pero igual de nuevas para él.

Llegó un momento en que el pelinegro se encontró con alguien al salir del gran edificio llamado facultad. Era un chico.
Este se acercó bastante al pelinegro y quedó a pocos centímetros de él, a lo que el pelinegro no hizo más que sonreír.
Segundos después sus labios se juntaron en un suave beso.
Jae sintió como algo se rompía en su interior.

S E L E C T I O N ┊𝘫𝘢𝘦𝘩𝘺𝘶𝘯𝘨𝘱𝘢𝘳𝘬𝘪𝘢𝘯 || PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora