Solo había pasado una semana y aun no me acostumbraba a la situación de tener una compañera de habitación que no pasaba en ella o llegaba a altas horas de la noche ¿Era tan difícil pedir una compañera que amara leer como yo lo hacía? El lado bueno de esto era que por lo menos tendría la habitación solamente para mí o eso esperaba.
Me encontraba en la habitación matando el tiempo, no había ido a conocer mucho del campus, pero ahora no me apetecía hacerlo; por ahora solo quería tener un momento de calmar mis pensamientos.
Un trueno resonó por toda la habitación informando que se avecinaba una tormenta. Amaba la lluvia, sentarme junto a un libro y una taza de café mientras llovía; ese era uno de mis pasatiempos favoritos.
Hasta el momento el estar en la Universidad no había sido como yo esperaba que fuera, esperaba algo más que estar en estos momentos viendo como la lluvia caía fuera, esperaba algo más que ver las gotas de lluvia deslizarse por la ventana.
Me regaño a mí misma diciéndome que solo llevo una semana en el lugar y que con el pasar de los días todo comenzaría a mejorar, solo debía tener algo de paciencia. Tomé mi libreta y comencé a ordenar mi horario de lecciones y traté de abarcar mi tiempo con cosas que debía hacer, siempre había sido así; siempre me había gustado llevar el orden de las cosas y que nada, absolutamente nada se saliera de mis manos, odiaba la desorganización; era algo que odiaba bastante y creo que Ethan tenía eso bastante en claro.
Observe la hora de mi celular y era más de media noche y Azeneth aún no llegaba, desde mi llegada casi no la había visto en la habitación y solo me había cruzado con ella en una de las clases y una que otra vez en los pasillos. Cerré la libreta sin antes asegurarme que todo se encontrara en orden, tomé mis auriculares y comencé a reproducir mi lista de canciones favoritas, de alguna manera el sueño llegaría a mi pronto.
El escuchar música siempre había producido una tranquilidad en mí; cada vez que escuchaba música mi cuerpo se relajaba. Mientras escuchaba la agradable voz de mi cantante favorito el sonido de la lluvia comenzó mezclarse con el sonido de la música, haciendo que el sueño comenzara a llegar a mí y que poco a poco comenzara a caer en brazos de Morfeo.
—Corre, pequeña
—Lo hago, papi —dijo la pequeña niña corriendo con algo más de prisa.
—Mira el agua, princesa —dijo su padre señalándole el mar—. ¿Te gusta?
—Es hermosa, papi —dijo tocándola.
—Alza tu mano —ordenó a la niña.
La niña obedeció las órdenes de su padre y alzó su mano provocando que una pequeña barrera de agua creciera frente a ella, asustándola dejando caer su mano provocando que la barrera de agua se destruyera.
—¿Qué he hecho, papi? —dijo la niña con sus ojos aguados—. ¿He hecho algo malo?
—No, princesa —tomó en sus brazos a la niña—. No has hecho nada malo, solo haz hecho que el mar te obedezca —le sonrió a la niña.
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Pequeña Diosa |Terminada|
Novela JuvenilPequeña diosa, descendiente de Poseidón que traerá poder y destrucción al Olimpo, esa era Isis, para todos; una simple mortal, para su madre; que ya veía como los dieciocho años de vida de su hija llegaba a ella, no era una simplemente mortal. Como...