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Sábado por la noche me encuentro de pie frente al espejo tratando de encontrar algún nuevo defecto en mí

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Sábado por la noche me encuentro de pie frente al espejo tratando de encontrar algún nuevo defecto en mí. Siempre había tenido una pizca de seguridad en mí, pero esta también tenía su límite y estaba bastante consciente de que mis caderas y mis pechos eran algo grandes, más de lo normal según había dicho mi madre cuando tenía unos quince años, recuerde que desde ese momento había comenzado a utilizar ropa que tratara de cubrir mis atributos lo más que se pudiera para no sentirme incomoda al recibir la mirada de las demás personas.

Mi compañera de cuarto se encuentra sentada sobre su cama mientras aplica el maquillaje en su rostro, la observo una vez y esta comienza de nuevo a insistir que asista a una nueva fiesta; esta vez organizada por Luke. Por más que me estaba negando debía aceptar que la curiosidad me estaba ganado y comenzaba a analizar si debía dejar mis pendientes para irme una vez más junto Azeneth.

Observé el libro de mitología que estaba sobre mi escritorio y sentí como mi cabeza comenzaba a doler, sabía que debía estudiar un poco más sobre la mitología griega, pero este no era uno de los momentos que estaba esperando para hacerlo. La idea de irme junto a Azeneth era bastante tentadora y me estaba importando poco la cantidad de trabajos que debía hacer contando que al día siguiente tendría que verme con Evan para iniciar con mis prácticas.

Dirigí mi mirada hacia mi computador y esta se encontraba con la pantalla en negro así que presioné varias veces el botón de encendido y mi adorada portátil en ningún momento decidió encender provocando que Azeneth dejara escapar una leve risilla.

—Eso es una señal de los dioses para que me acompañes a la fiesta —sonríe de manera maliciosa haciéndome reír—. Te diría que te prestaría la mía, pero afortunadamente la he dejado en lo de Evan, así que lo lamento

Dejo escapar un suspiro y me doy cuenta que de verdad no deseo quedarme sola encerrada acá mientras observo el techo de mi habitación, porque una vez más mis planes han sido destruidos.

—Acepto ir —menciono y ella comienza a aplaudir como niña chiquita—. Pero necesito estar aquí antes de media noche

—Como toda una Cenicienta —menciona riendo.

Rio ante el comentario de mi amiga y comienzo a colocarme unos jeans nuevos y una blusa algo vieja, para terminar el conjunto con una de mis zapatillas favoritas. Ato mi cabello y decidió usar lentes, hoy no tenía ánimo para utilizar lentillas, por último, paso algo de brillo en mis labios y observo a Azeneth para que se dé por enterada de que ya podemos irnos hacia la fraternidad.

—Vaya —menciona la chica mientras me observa de arriba abajo—. Te ves hermosa, me fascina lo que traes puesto —dice en cuanto extiende el lápiz de ojos hacia mí.

—No, esta vez no, gracias —sonrío.

—Evan no podrá venir por nosotras —menciona tomando su celular—. Así que Danna lo hará, espero no te moleste.

Pequeña Diosa |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora