—¿Qué...?
—No lo sé. Ni siquiera me había dado cuenta que esta habitación estaba abierta. ¡Siempre la dejo cerrada, lo juro por Dios! —exclamó Amanda en respuesta, con el corazón palpitándole violentamente en la garganta.
Ya no tenía dudas de que el ataque a su casa había sido completamente intencionado. La idea de que alguien había intentado robarles se disipó a la par que una nueva sospecha se hacía un hueco en su mente. Por fuerza tenía que haber sido alguien que supiera dónde guardaba los vestidos, porque el golpe había sido limpio y concreto. Además, se preguntó, ¿por qué un vestido de cuándo era niña? ¿qué secreto ocultaba la tela carcomida?
—¿Ahora me crees, pajarillo? —preguntó Marquise, mientras miraba a Amanda con seriedad—. Todo esto tiene que ser obra de Florence, estoy casi segura. Sea por lo que sea, esa mujer te la tiene jurada y no va a detenerse bajo ningún concepto. Lo mejor que puedes hacer es marcharte de aquí y esconderte un tiempo, hasta que Adam y yo arreglemos el asunto.
Amanda sonrió con una fiereza extraña, nacida de un ápice de locura y una miríada de férrea determinación.
—¡No pienso abandonar mi hogar! —siseó, furiosa, mientras se adelantaba para coger el vestido. La tela estaba ligeramente húmeda y áspera, seguramente por el tiempo que llevaba dentro del baúl de viaje de su madre, ese que llevaba en la habitación desde que tenía uso de memoria—. No ahora que tengo un motivo para seguir aquí. Si Florence cree que puede echarme de la casa en la que crecí está muy equivocada.
—Pero sabes tan bien como yo que es peligrosa. No se contenta con el escarnio público, si no nada de esto hubiera pasado —musitó—. Ya hay sangre de por medio, aunque sea escasa y no te pertenezca a ti. Empieza a no tener límites, Amanda... —Tomó aire en profundidad y se adelantó unos pasos, hasta que estuvo a su lado de nuevo—. Si seguimos adelante con esto puede que tú también termines herida y no me refiero solo a mentalmente. ¿Qué pasará con Brandon si a ti te pasa algo?
—Por el amor de Dios, Marquise, ¿tú también? —inquirió, molesta—. ¡No podéis usar a Brandon para atarme a mí! ¿De qué serviría que huyéramos de nuevo? ¡Ya lo hice una vez y solo me trajo desgracias! Si quiero asegurarle un buen futuro... tengo que solucionar esto, tengo que poner fin a este enfrentamiento y encauzar las cosas tal y como las estaba haciendo. —Miró a la prostituta con franqueza y trató de sonreír—. Sé que la casa de modas irá bien, sé que funcionará. Algo tiene que salirme bien en esta vida y algo me dice que es esto.
Marquise contempló el gesto decidido de la mujer y sintió que un trozo de sí misma moría en ese instante. Pasara lo que pasara con Florence, la preocupación y el malestar que iban a reconcomerla terminaría con el mundo tal y como ella lo conocía.
Pero también se percató de que nada de eso le importaba, ya que el mero hecho de ver a Amanda luchar por lo que creía que era justo era ya suficiente premio.
Sonrió.
¿Dónde estaba la dama apocada que había creído conocer en un primer momento? ¡Qué equivocados estaban todos aquellos que creían que se rendiría al miedo!
—Tienes razón —afirmó, finalmente, Marquise—. De nada sirve meter el rabo entre las piernas. Si Florence está tan obsesionada contigo, no hay lugar en el que estés segura. Aunque me cuesta darte alas —admitió, con un gesto quejumbroso y oscuro—. Dios sabe que me cuesta la vida hacerlo. Pero he prometido muchas veces que te ayudaría y eso haré. —Suspiró profundamente y miró de nuevo el vestido, con desconfianza—. Entonces, ¿qué crees que ocurre con el vestido? Si ha sido ella quien lo ha puesto ahí...
—No —negó Amanda—, no creo que haya sido Florence en persona. Siempre ha sido una mujer que no le gustaba mancharse las manos. Habrá sido alguno de sus mandados. Puede que incluso el vagabundo que vimos Adam y yo también estuviera implicado en esto. —Sonrió con poco entusiasmo y se encogió de hombros—. A saber cuántos más hay pululando por ahí y aún no somos conscientes de ello.
ESTÁS LEYENDO
Amando lo imposible (Saga Imposibles III) COMPLETA
Fiksi SejarahCreyó que abandonar a su familia en pos del amor eterno le brindaría la felicidad que siempre había soñado. Sin embargo la vida es mucho más difícil de lo que Amanda Erbey, antigua duquesa de Berg, podría haber supuesto nunca. Ahora, tras el escánda...