¿Tengo cara de fumar?

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25 de Oct

Diablos. Ya me estaba cabreando y sólo había venido a recoger unos cuadros del año pasado. Ya me estaba cabreando y sólo llevaba cinco minutos en esa casa del infierno. Ya me estaba cabreando y tenía ganas de salir a fumar un cigarro, yo que quería dejarlo...Me encontraba en el pasillo con mi padre mirándome apenado. Sí, apenado.

—¿Has traído lo que te he pedido?—Preguntó mientras me rogaba con la mirada, una mirada que había perdido toda ilusión.—De verdad, lo necesito tanto...

Apreté los labios.

—¿Y para qué?—Pregunté venenosa.

—Para el alquiler, no llego prácticamente a fin de mes.—Respondió sobresaltado, mientras se apoyaba a la pared y la luz del pasillo le iluminaba el rostro demacrado con una barba de hacía días y una camisa desgastada.

—Claro, también para un poquito de...—Hice el gesto del alcohol y el gesto de cocaína. Mi padre me fulminó con la mirada.—Esta bien, lo segundo lo he exagerado un poco...por algo estudio Bellas Artes, me gusta dramatizar las cosas.—Comenté irónica, metiéndome las manos en la falda tejana que llevaba.

—Nunca vuelvas a insinuar que me meto esa droga de mierda.—La voz de mi padre, León, sonó firme. A veces, me gustaba soñar que volvería a su vida normal.

—Tú puede que no, pero esa...—Alcé la cabeza, señalando a su novia (que en su momento fue su amante), sentada en el sofá mientras miraba Televisa.

—Tampoco.—Mi padre se estaba molestando.

—Tiene todo el perfil.—La seguía fulminando con la mirada, pensando cómo aquella mujer me había robado la cosa más parecida a un padre, o al menos lo que era.

—Sólo necesito un poco de dinero. Juro devolvértelo.

—Vamos, papá. ¿Qué te hace pensar que tengo el dinero? ¿Te piensas que me cae el dinero del cielo? ¿O que no tengo que pagarme todo el material de la universidad más las inscripciones?

—Tu madre te paga casi todo, no te hagas la dramática conmigo. A ella...—La voz se le rompió un poco.—Le sobra el dinero.

—Porque trabaja, se levanta cada día por la mañana, va a su consultorio y hace algo más con su vida que ver Televisión. Y yo trabajo en el bar, tampoco dejo que me pague todo ella.

—¿En un bar? ¿De camarera o vas a cantar?

Mi interior debatió seriamente en sí responderle o ignorar su pregunta y marcharme corriendo.

—Canto algunas noches y actúo otras.—Respondí seca

– ¿Actuar?- Preguntó como si se le fuera la vida

_ Sí. Hacemos a veces una especie de obra. Nada que ver con lo que imaginas.

—Ojalá poder ayudarte con el dinero.—Su sonrisa, triste y grisácea, me atravesó el alma.

—Mañana vendré a darte el dinero, pero tienes que jurarme que buscarás trabajo.—Mi padre casi deja escapar un grito de alegría, sus cejas se alzaron y sus manos se acercaron a mis hombros, pero como un gato me alejé ligeramente de él. Creo que captó a la perfección que no lo estaba perdonando, ni mucho menos, simplemente estaba siendo caritativa.

Lucho! — Grité cuando comenzó a prácticamente asfixiarme con el peso de su cuerpo.

—Vamos Val. — Dijo un tanto decepcionado.

—Lo siento. — Lucho se acercó y me rodeo con sus brazos. Sabía que algo no iba bien.

Estuvimos así un rato, con música de fondo.

Hielo y Fuego  [Juliantina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora