Capitulo No. 7 - La Huida

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A Moira le pareció sospechoso el repentino silencio en el campamento, solo esperaba que Eachann y Caelen estuvieran bien, dejo a Sheena en una silla.
- Iré a ver los alrededores, por favor no te muevas, regresaré pronto.
Con una daga, hizo un pequeño agujero a la tienda, perdió las fuerzas cuando vio que en ese momento, los hombres de Sean habían descubierto a Eachann y Caelen y los tenían sujetos, casi corre a su encuentro cuando uno de los hombres se acercaba a ellos espada en mano, pero escucho la voz firme de Sean deteniéndolo.
Vio como Sean hablaba con su marido, solo rogaba que se mantuviera hablando durante un momento mas… debía moverse con rapidez.
Volvió con Sheena, sabia que ella era una mujer de voluntad fuerte, se lo decía el hecho de que tuviera las fuerzas para tratar de salir de ahí, así que le hablaría con la verdad.
- Sheena… los han descubierto, y los tienen rodeados.
La aludida se sobresaltó y aun mas lagrimas corrían por sus mejillas.
- Pero escúchame, y sé que lo que voy a pedirte, esta mas allá de tus fuerzas, así que hoy mas que nunca, necesito la terquedad de la que me habló tu hermano… saldremos por detrás, deberás arrastrarte un poco, te dolerá por la condición en la que te encuentras, te guiaré hasta un lugar seguro, ahí tenemos ropa seca y los caballos, deberás quedarte a esperarnos, por los dioses, júrame que lo harás.
La muchacha asintió, seguramente, intuyó Moira, sus fuerzas estaban disminuyendo, pero sabia que no se daría por vencida, de alguna manera lo sabía.
Con esfuerzo Sheena se levantó y volvieron a la trastienda, observaba a la pelirroja sacar su daga y cortar la lona de la tienda, sabia que no había tiempo, pero eso no disminuía la curiosidad que sentía por la muchacha que le ayudó en sus horas mas negras, no era del clan, porque ella conocía a cada uno de ellos, pero quien sea no tenia con que pagarle, mas que con su agradecimiento, si sobrevivía a esto, ella averiguaría quien es la extraña, pero por los momentos lo que importaba era salvar a su hermano y a Caelen, así que reunió cada onza de las pocas fuerzas que le quedaban para salir de allí.
La verdad sea dicha, el arrastrarse para no llamar la atención le causo a Sheena un dolor terrible, pues sus golpes le hacían muy difícil la faena, pero la desconocida no la abandonó, llegando incluso a apoyar su peso completo en ella cuando no podía mas, después de cruzar un riachuelo, llegaron a una vereda que subía a unos de los picos de la montaña.
- Sheena… sigue la vereda, cuando te topes con un brezo que tiene una marca en su corteza, no sigas, sino que toma tu izquierda, unos cincuenta pasos mas o menos te encontraras con una cueva, ahí están los caballos al final de ella, y tenemos ropa, escóndete y espéranos ahí hasta que lleguemos, pero dime antes… tienes las fuerza para llegar? Porque si no iré contigo, pero seria mas tiempo que quizás Eachann no tenga, puedes hacerlo?
Sheena asintió, ese trayecto le supondría un enorme esfuerzo, quizás ni tan siquiera llegaría, pero no podía detener a la extraña en su intención de ir a por su familia, parecía muy confiada.
El asentimiento de la muchacha la hizo sentir tranquila, sabía que lo intentaría, solo esperaba y suplicaba a los dioses que pudiera llegar a tiempo para curarla.
Estuvo un momento viendo como Sheena subía con dificultad y lentitud la vereda, debía ser cautelosa… luego regresó, entró de nuevo a la tienda para seguir viendo los acontecimientos, ojalá no llegue tarde.
En el momento que llegó a la entrada de la tienda, Sean dirigía su mirada a la tienda y se preguntaba quién más acompañaba a los dos guerreros, ella no podía dejar que se acercaran, si lo hacían, descubrirían que Sheena ya no estaba, irían tras ella y la alcanzarían por su estado.
No lo pensó dos veces y salió de la tienda, ante la mirada apreciativa de lujuria que Sean le dirigió.
- Vaya, vaya… pero que tenemos aquí? … una linda muchacha.
- Déjala en paz Sean, no te atrevas siquiera a mirarla!! Es mi esposa, maldito.
La sonrisa de Sean se congeló en su cara, las cosas no estaban saliendo como las había planeado… Eachann con una esposa? Eso no estaba en sus planes, si había una esposa, ella seria la heredera de las tierras MacKenzie en caso de faltar el Laird, y si ya estuviera preñada? No importa, el era alguien que carecía de escrúpulos, así que una muerte mas, no heriría su conciencia… ohh pero antes de matarla se divertiría con ella, porque es una beldad, su cuerpo se inflamó de deseo por ella, la gozaría, quisiera o no.
- Mi Lady!! Me acabo de enterar de sus recientes esponsales, pero no puedo felicitarla, porque me temo que pronto enviudará.
Y haciendo una cínica reverencia hacia Moira agregó con una diabólica sonrisa:
- Pero me ofrezco para pasar su duelo… antes de que usted se reúna con él.
- Gracias por su recibimiento Laird, pero temo que no sucederá lo que desea, así que le pido que suelte a mi esposo y su tanaiste antes de que sea yo misma quien le mate junto con sus hombres.
Dirigiéndole una mirada de total desprecio por la amenaza recibida, agregó:
- Mi señora, por lo que veo, ni sus padres, ni su esposo le han enseñado cual es el lugar de una mujer en las Highland.
- Umm, no, no lo han hecho, pero me imagino que usted me lo hará saber… o me equivoco?
- Tómelo como un consejo señora, que le ha llegado tarde, pues su vida no durará lo suficiente para ponerlo en práctica, a menos, claro, que sea complaciente conmigo, las mujeres, como usted señora, de su posición, solo tienen un propósito, vestir sus finos vestidos, cuidar el castillo, parir nuestros hijos y venir a la cama cuando el marido lo ordene… y eso es lo que debió haber hecho… las disputas y guerras son cosas de hombres, que se arreglan entre hombres.
- Hombres dice Laird!!! Acaso es un hombre el que viola y golpea a una mujer indefensa?
La ceja de Sean se levanto en una expresión cínica
- Veo que te has encontrado con mi mujer.
- Su mujer? Y es de esa forma que debe ser tratada su mujer?
- Reconozco que se me fue un poco la mano… ahhh pero no la conoces, ella, al igual que tú, no conocían cual es su lugar.
A Caelen la furia lo tenia cegado, la ira con Sean por haberse atrevido a tocar algo que para el era sagrado: la mujer que amaba desde pequeño, e ira con él mismo por no haber cuidado a Sheena con su vida.
Por su parte Eachann, no daba crédito a lo que escuchaba, la única forma de cobrar esta afrenta a su familia y clan era matando al hijo de puta, no sabia lo que había pasado con su hermana, pero no le gustaba nada la interacción de Moira con Sean… debió huir cuando pudo… acaso no sabe que clase de persona era este sádico?
Escuchar la sorna y la burla que salían de la boca de Sean en lo concerniente a la violación de una mujer solo había logrado conseguir que su sed de venganza se incrementara de una forma que la asustaba a ella misma, pero no tendría piedad de el.
Elevando la voz en un idioma que solo los suyos conocían, llamo las aguas a que vinieran a su ayuda.

Amor en las aguas MacKenzie
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