Capitulo No.22 - El Concilio

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Eachann miraba con horror como su hermano caía al piso con una lanza atravesando su pecho, no podía creer lo que veía... lo había matado!! Esa mujer lo había asesinado a sangre fría!!

Enseguida se irguió del asiento, dispuesto a prestar ayuda o a matar a la maldita, cuando un brazo con fuerza demoledora lo detuvo, era Nuada quien con un semblante muy serio, obstruía su camino.

-Déjame pasar Nuada!! Ha asesinado a Caelen!!! A mi hermano!!

-No muchacho, no puedes intervenir no te incumbe.

-Que no me incumbe??? Maldita sea Nuada!! Se supone que ella nos iba a ayudar!! y mira lo que hace!! La mataré!!

-Cálmate muchacho!!! Recuerda que la que pacto con ella fue tu hermana, no debes intervenir, si hay alguien que sabe lo que hace esa es Morrigan, además, si te atreves a levantar una mano contra ella ni siquiera avanzaras dos pasos, pues si no te mata lo haré yo.

La mirada furibunda que Eachann le dirigió a su suegro le hizo saber que en ese momento había recobrado la razón.

-Como puedes defenderla??

-La defiendo porque la conozco Eachann!! Y si algo sé de Morrigan es que no hace nada a la ligera cada movimiento suyo es premeditado.

Eachann no entendía razones, y aún estaba muy enfurecido, por lo que no lograba razonar hasta que sintió que lo tomaban en un abrazo y apoyaban la cabeza en su pecho... era su mujer, en la discusión que sostenía con Nuada se había olvidado de ella por completo.

-Por favor Eachann, dale la oportunidad de que ella termine con lo que sea que esté haciendo... yo tampoco entiendo, pero mi padre tiene razón ella no hace nada si no lo ha planificado antes.

Sheena estaba fuera de sí, Caelen estaba en el suelo, gravemente herido y a punto de morir, e inmediatamente fue a él, lo tomo por su cabeza, el tosía, ya su sangre comenzaba a salir por su boca.

-Oh!! Por los dioses!! Calma mi amor!! Por favor quédate conmigo!! Caelen no te vayas mírame por favor aquí estoy, mírame.

Caelen apenas respiraba... no esperaba lo que la Dama Oscura había hecho en un segundo estaba hablando con Sheena y al otro, sintió un dolor lacerante en su pecho... fue tan rápido que ni siquiera supo que estaba herido hasta que vio la lanza salir de su cuerpo.

Pero ella estaba ahí... su Sheena, la mujer que amaba... apenas podía verla, estaba todo borroso, y estaba haciendo enormes esfuerzos por respirar aunque no sentía alivio... pero ella estaba ahí, apenas escuchaba que la mirara... y por los dioses que lo haría!! Si esa era la hora de su muerte se iría contento contemplando el rostro amado de Sheena.

Haciendo acopio de todas sus fuerzas, intento hablar, pero solamente salía un susurro, por lo que ella acerco aún más su rostro.

-Sheena... mi amor... todo estará bien, si la Señora cree que soy un precio aceptable para que olvides todo ese infierno... cof,cof,cof... lo acepto encantado.

-Perdóname amor mío por no estar contigo en esos momentos de oscuridad, perdóname.

-Por favor Caelen!! No sigas no hay nada que perdonar mi amor!! Y siempre estuviste conmigo... por favor... quédate conmigo... no te vayas.

-No me iré... siempre estaré contigo, porque ni abandonando este cuerpo me separaré de tí... te he amado toda mi vida Sheena.

-Ahora sé feliz mi amor!! Sé feliz tú... y haz feliz a nuestro hijo.

Y así Caelen cerró sus ojos.

Sheena permaneció, no supo cuánto tiempo, bañando en lágrimas y acariciando el rostro que ella desde niña había amado... el hombre que siempre seguía sin que él se diera cuenta de ello, que se convirtió en el mejor amigo de su hermano.

Amor en las aguas MacKenzie
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