La Desgracia que Enderezó el Eje de mi Vida

Capítulo 6

"Esta es la historia de Grace, mujer, madre y esposa, y no es una mujer cualquiera, es una mujer que se juega por lo que quiere, por lo que ama, que tiene muchos miedos y dudas, pero que a pesar de todo, dará todo de sí para hacer lo correcto..."

Así comenzaba lo que mi madre había escrito, me encantaba pensar que algo la había motivado a escribir, a crear.

Me detuve leyendo sobre la vida de esa mujer en su casa, de sus rutinas y sus conflictos, de su esposo impaciente y sus dos hijos, de su trabajo y de lo que amaba a su familia.

Si había algo que me sorprendía en la historia es la enorme similitud que tenía con nuestra casa y nuestra vida. Una familia de clase media, trabajadora con los problemas propios y los de cualquier familia,  contaba anécdotas sobre juegos y problemas matrimoniales normales, pero que me recordaban situaciones que ya había visto en algún momento de mi vida, asumí que tal vez era su historia y la nuestra.

—Jo... ¿puedes abrir por favor? —Dejé el cuaderno sobre la mesita y luego de unos segundos en que no dejaba de insistir, finalmente me acerqué a la puerta y abrí.

—¿Qué quieres?

—¿Quieres explicarme qué te pasa? Disculpa si algo te molestó esta mañana, no quería ofenderte, es sólo que no pensé que te molestaría, después de todo, siempre vistes igual, e insistí tanto en que te compres algo bonito que ante tu negativa, pensé que te daba lo mismo... —la oía con el ceño fruncido y algo clavado en el pecho. Tal vez era sincera, y me daba cuenta que yo era la que estaba mal en todo esto, pero no por la ropa ni nada de eso, en realidad era James.

—Está bien... no te preocupes.

—¿Me acompañarás mañana a casa de James? —Inspiré hondo, deseaba decirle que no. —Por favor Jo... no quiero estar sola... es una reunión de familia y...

—Está bien...

—¿Quieres que pidamos piza?

—¿Es una pregunta? —rio.

—Que conste que lo hago por ti... no puedo engordar ni un gramo. —Cerré mis ojos un breve instante y reí.

—Apúrate que muero del hambre...

Pasamos el resto de la noche comiendo y escuchando sobre la fiesta, sobre sus planes futuros, sobre lo amoroso que era su futuro esposo y todo eso, yo había vuelto a ponerme en modo automático y a todo asentía con una sonrisa, mientras por dentro me moría de dolor y hasta por momentos creí que Emilie no sabía nada de lo que había pasado entre él y yo, porque no podía entender que disfrutara contarme todo eso sabiendo que yo había amado a ese hombre.